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ID:	6575663Visto lo visto, va a ser preferible que el Betis no vuelva a jugar más esta temporada en el Benito Villamarín. De hecho, en el Ciutat de Valencia el equipo fue capaz de dar la vuelta a la tortilla, adelantándose en el marcador a las primeras de cambio, teniendo muy claro su planteamiento táctico (serio atrás y con rápidas salidas al contragolpe) y sabiendo sufrir cuando fue necesario.

Es más, incluso apareció la diosa fortuna, que se materializó en forma de poste para evitar en hasta tres ocasiones el gol del Levante. Las dos primeras, en una misma jugada en la que Verza, primero, y Deyverson, después, no vieron portería pese a tenerlo todo a favor. Es más, el brasileño repitió ya en el segundo acto, mandando al travesaño un disparo que a punto estuvo de rebajar el botín verdiblanco. Afortunadamente, el suramericano 'rechazó' (más bien fue al revés) la posibilidad de lucir las trece barras para ser granota, algo que a los de La Palmera les vino de maravilla.

Lo mismo ocurrió con la presencia de Dani Ceballos en la media punta. El utrerano demostró con hechos que por fin está para asumir galones y llevar la manija del equipo. Su actuación fue un auténtico recital de caños, recortes y criterio, oxigenando así una medular que por fin abandonó ese encefalograma plano que venía exhibiendo hasta ahora, apuntalada además por la labor de N'Diaye y Petros, imperiales en la resta.

Aparte, volvió aparecer Rubén Castro, como casi siempre. El canario puso todo de cara a los tres minutos, con su octavo gol de la temporada, haciendo aún más importante si cabe su aportación al equipo. Directa o indirectamente, ha participado en diez de las doce dianas verdiblancas, unos números que ningún otro delantero de Primera puede igualar. Y, entre tanto, Del Bosque sigue mirando para otro lado.

Por su parte, Adán hizo añicos los pronósticos médicos que prácticamente descartaban su presencia en el once, siendo titular y completando una buena actuación entre los tres palos. Con ello, volvió a dejar claro que su compromiso con el Betis va más allá de la ampliación de contrato hasta 2019, basándose, principalmente, en darlo absolutamente todo sobre el césped en cualquier circunstancia.

Así las cosas, y aparte de la expulsión de Westermann, lo único negativo que trajo la visita al Levante es que, una vez más, la escuadra de las trece barras ofreció su mejor versión lejos de Heliópolis. Fiel a sus clásicos contrastes, es líder a domicilio y colista en casa, habiendo establecido un nuevo récord histórico, para lo bueno y lo malo, en ambas facetas. Eso, sin duda, sólo lo puede hacer este club.

Sea como fuere, es necesario que el Villamarín empiece a disfrutar de ese Betis que se exhibe a domicilio cada 15 días. Resulta obligatorio conseguirlo para evitar sobresaltos, encontrando esa regularidad que tanto se ha echado en falta. El próximo fin de semana, ante el Celta, habrá una nueva oportunidad para empezar a enderezar el rumbo como local. Antes, llegará la Copa del Rey en Gijón, donde presumiblemente habrá rotaciones y probaturas en el once. No en vano, lo que da de comer es la Liga, donde urge lograr que en La Palmera por fin de pueda ver la otra cara de la moneda.