Definitivamente el parón liguero no le ha sentado bien a los de Pepe Mel. Tres partidos con un bagaje de dos derrotas -en casa ante el Espanyol y Athletic de Bilbao- y un empate -en la visita a Granada-, un punto de nueve posibles y, especialmente, las sensaciones de haber encallado en esta fase del campeonato. Todo, eso sí, sin perder la perspectiva de que el equipo todavía maneja un colchón de cinco puntos sobre el descenso.
Frente al Athletic se repitió algo que se ha convertido en una fea costumbre para los de Mel. El equipo encaja un gol tempranero y debe ir a remolque, con la dificultad que eso tiene en una categoría como Primera División y ante la entidad de rivales, como por ejemplo el cuadro de Valverde. Un primer detalle imprescindible a mejorar el de este Betis, el de salir enchufado desde el principio.
Incluso en esta ocasión los visitantes avisaron alguna que otra vez antes de que Williams hiciera el 0-1. Luego el mismo delantero anotó el segundo casi al filo del descanso. De por medio una primera parte horrible de un Betis lejos de su rival. No se puede salvar ni lo colectivo, ni tampoco ninguna individualidad en ese período. Si acaso las paradas de Adán y la garra de N'Diaye.
A los heliopolitanos con muy poco le crearon peligro y bien pudo encajar más goles. El mediocampo lo dominó Beñat, y Dani Ceballos, Portillo y Joaquín estaban desaparecidos. Casi ni pisaron el área rival. Arriba Raúl García y Aduriz eran un constante dolor de cabeza para la zaga bética. Piccini, Bruno, Pezzella y Molinero sufrieron de lo lindo.
La mejor noticia en verdiblanco de la noche fue la aparición de Digard. Con el francés en el campo, ya en la segunda mitad, el Betis se equilibró y el equipo mejoró. Indispensable para el futuro la presencia del ex del Niza en la medular bética, para formar pareja con N'Diaye.
Con todo lo que había llovido en la primera parte -meteorológica y futbolísticamente- el Betis plantó batalla en la segunda y hasta tuvo opciones en el choque. El penalti transformado por Rubén Castro devolvió las esperanzas para los verdiblancos. Precisamente el canario no alcanzó por poco un balón que pudo significar la igualada. El que sí marcó fue Raúl García el 1-3 para acabar de sentenciar.
Tercera derrota consecutiva en casa de un Betis que debe mejorar y encontrar el patrón de juego cuanto antes. El primer paso es recuperar el equipo competitivo y con oficio que se vio en el comienzo liguero en días como ante la Real Sociedad, Valencia o Rayo Vallecano. La clasificación aún da holgura, pero las sensaciones exigen la mejoría del cuadro verdiblanco.