El jugador del Real Betis conduciendo el balón durante un partidoOtra vez El Molinón puede haber marcado un punto de inflexión para el Betis.

Si el curso pasado una victoria en el coliseo gijonés sirvió para creer firmemente en el ascenso, ahora, en un partido calcado al de enero, el equipo también ha recuperado confianza, ganando fuera de casa, remontando y sumando tres puntos que desactivan cualquier tipo de crisis provocada por la derrota ante el Deportivo.

Todo, en un partido donde la clave fue la intensidad. Los verdiblancos se olvidaron de ella en el primer tiempo, limitándose a pecar de un juego estático y lleno de pases en horizontal que hicieron sentirse muy cómodo al rival, que hacía sufrir con rapidísimas salidas por banda. Afortunadamente, Adán estaba bajo palos para salvar cada disparo a puerta. La única salvedad fue el gol de Carlos Castro, que puso todo cuesta arriba poco después del cuarto de hora.

Sin embargo, el descanso sentó genial a los heliopolitanos, que salieron a por todas tras la reanudación. Presionando, mordiendo, buscando la portería contraria y con una actitud diametralmente opuesta a la exhibida durante los primeros 45 minutos. Con un N'Diaye imperial en la resta (contenía la medular, se prodigaba en continuas ayudas en defensa, se movía por todas las parcelas del campo, no fallaba un pase, se hartaba de robar balones...), la aparición en escena de Joaquín, que empató, y Rubén Castro, ejerciendo como asistente y ejecutor, bastaron para dar la vuelta al marcador y elevar a ocho puntos el botín bético en lo que llevamos de Liga.

Así las cosas, el equipo suma y sigue, caminando con paso firme hacia una permanencia que será indispensable conseguir antes de pensar en otros objetivos. Se está trabajando bien y se avanza a buen ritmo. Sólo queda continuar igual e, incluso, trabajar por mejorar, porque aún hay margen y, además, queda un mundo todavía por delante hasta que la competición dicte sentencia. Y hay que seguir convenciéndola con argumentos sobre el campo de que la escuadra de las trece barras debe seguir, como mínimo, una campaña más entre los mejores.

La primera oportunidad para seguir haciéndolo, el próximo domingo en Vallecas, un estadio que se le ha dado especialmente mal a los verdiblancos en los últimos años, pero donde, caprichos del destino, una victoria serviría para igualar el saldo de puntos a domicilio de la 13/14 (siete), confirmando, por si había alguna duda, que ésta es una historia bien distinta.

No obstante, hay que continuar escribiendo el argumento con buena letra y sin borrones. Se sabe cómo y a qué final se quiere llegar. Incluso, hay autores capacitados para desarrollar como merece la novela, que se sabe de sobra que no será ninguna comedia, pero, al menos, habría que evitar que en su argumento pueda adquirir tintes de tragedia.

J. Julián Fernández