Jugada del partido entre los verdiblancos y la Real SociedadLa recta final del mercado de fichajes había reactivado la ilusión de la afición verdiblanca, que con la llegada de Joaquín y Van Wolfswinkel había olvidado rápidamente lo sucedido en el Santiago Bernabéu, donde el equipo había hecho aguas de manera estrepitosa.

En cualquier caso, el regreso de la competición obligaba al Betis a dar la cara sobre el césped, demostrando con hechos y resultados que el nuevo proyecto se ajusta más a lo que se vio el día del Villarreal que al que recibió una 'manita' en casa del Real Madrid.

Y todo eso, coincidiendo con el día del 108 cumpleaños del club y la visita de una Real Sociedad ante la que año y medio antes se inició aquel peregrinaje por el 'infierno' de Segunda. Con ese escenario y 40.000 almas empujando desde la grada, fallar, aparte de estar prohibido, resultaba prácticamente imposible, incluso para una escuadra de las trece barras a la que siempre amenaza su peculiar idiosincrasia.
Pero esta vez, el equipo dio la talla. Con un Joaquín que cabalgaba por la banda derecha como si el tiempo hubiese viajado nueve años atrás y un centro del campo que por fin daba señales de vida, con un fútbol combinativo y al primer toque que encontraba los huecos y las opciones de pase que parecían no existir durante la pretemporada.

Es más, hasta la defensa tenía la solidez que tanto se echaba en falta. Incluso, Rubén Castro seguía marcando goles, poniendo todo de cara a los 41 minutos. Lástima que la expulsión de Petros, justo antes del descanso, hiciese que todo se tambalease.

Con uno menos, el Betis estaba obligado a aguantar medio partido, sabiendo que la Real Sociedad iba a apretar de lo lindo en busca, al menos, del empate.

Se avecinaba temporal y quedaba saber cómo iban a responder los pupilos de Pepe Mel, quienes en verano solían caer ante el más mínimo soplido. Pero con un Westermann imperial, que se convirtió en un auténtico valladar y que se entendió a la perfección con Bruno, los Vela, Jonathas y Agirretxe no supieron hallar el modo de batir a un Adán que, para colmo, aparecía de manera estelar para desactivar cualquier intentona blanquiazul.

Así, sufriendo, pero con un equipo que nunca perdió el orden ni la noción de lo que hacía, el cronómetro fue avanzando hasta el final del partido, momento en el que Heliópolis estalló de júbilo para celebrar la primera victoria verdiblanca de la temporada. Ya figuran cuatro puntos en el casillero de la escuadra de las trece barras. Quedan 41 para asegurar el primer gran objetivo: la permanencia. Los tres siguientes estarán en juego en Mestalla, donde el Betis hace casi 30 años que no gana. Un gafe demasiado prolongado, que arrancó cuando gran parte de la actual plantilla ni siquiera había nacido, pero que tiene las mismas posibilidades de caer como lo hizo el de 20 años sin ganar el día del cumpleaños de la entidad, algo que se consiguió el pasado sábado.

Es más, a Valencia se irá con la confianza que dio la actuación verdiblanca frente a la Real Sociedad, donde se supo dar la cara tanto a las duras como a las maduras, consiguiendo un triunfo tan sufrido como necesario.

J. Julián Fernández