Pero, desgraciadamente, el retorno de Joaquín ni da puntos en Liga ni contribuye directamente a lograr el objetivo de la permanencia. Ahora llega el momento de trasladar al vestuario toda esa ilusión que su regreso genera y convertirla en compromiso, exigencia y rendimiento. Ya avisó el extremo portuense que no le asustaba en absoluto la responsabilidad y que se sentía más que capaz para aportar su granito de arena en el logro de los objetivos planteados esta temporada. Y debe ser un granito de arena determinante, una duna casi.
El partido del sábado, ante la Real Sociedad, se convierte, a pesar de ser sólo la tercera jornada, en punto de inflexión. Tras un primer partido dubitativo pero ilusionante, y el petardazo de la segunda jornada en el Bernabéu, la plantilla bética ya está conformada al completo y ha disfrutado de tiempo suficiente para acoplarse y hacerse con las indicaciones de su entrenador.
La planificación deportiva, los fichajes y salidas de jugadores desarrollados por Eduardo Maciá, podrán gustarnos más o menos, pero ahora hay que meterla. Creo sinceramente que es muy pronto para determinar el grado de acierto o error del nuevo director deportivo, que habrá que esperar al menos un par de meses para ver cómo se desenvuelve el equipo de nuevo en Primera. Pero a priori sí creo que el Real Betis tiene plantel suficiente para lograr el objetivo de la permanencia. No sé si con más o menos holgura, pero sin problemas.
Ahora llega el turno de Pepe Mel y, especialmente, de los jugadores. Se acabaron las excusas. Y para evitar que afloren los nervios, la victoria este sábado ante el equipo guipuzcoano se antoja determinante. La valía de Van der Vaart, Joaquín y el nuevo delantero holandés de nombre impronunciable debe sumarse ya al talento del resto de sus compañeros. Hay potencial suficiente para empezar a sumar de tres en tres puntos.
Para variar, el ruido institucional vuelve a atronar alrededor del Betis y en nada beneficia al rendimiento deportivo. Los diversos posicionamientos ante la próxima Junta de accionistas del 23 de septiembre están sembrando la división entre los béticos, que sólo se puede tornar en comunión y satisfacción compartida merced a los resultados del equipo. Doble responsabilidad en este caso para técnico y futbolistas.
Por eso, más que nunca, ahora hay que meterla. Ahora hay que convencerse de que querer es poder; de que hay aptitud de sobra y lo último que puede faltarle el sábado al Betis es la actitud; de que con compromiso, carácter y ambición, las victorias llegarán, la primera ante la Real, y la permanencia estará mucho más cerca. Ahora Betis, ahora.
@danielgilperez
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