Montaje Real Betis BalompiéEl curso escolar está a punto de comenzar, pero, pese a ello, el Betis se enfrentará a dos importantísimos exámenes este mes.

Un par de asignaturas que tendrá que superar porque, como los malos estudiantes, no supo aprobarlas en su momento, pero en las que necesita sacar nota para mirar al futuro con optimismo e ilusión.

Porque el club se juega muchísimo en las próximas semanas. Sobre todo en el aspecto institucional, donde la junta del próximo 23-S marcará un punto de inflexión que, presumiblemente, señalará la viabilidad o no de la entidad en el futuro.

Sólo hay dos opciones: resucitar los fantasmas del pasado de la mano de Castaño y con Lopera en la sombra, o el proyecto presentado por López Catalán y Haro, que persigue hacer que, por fin, la escuadra de las trece barras esté a la altura de su afición en todos los sentidos.

Una lucha en la que, por primera vez en muchísimo tiempo, cada acción cuenta, lo que facilita que, si aparece en escena esa unión del beticismo que tanto se ha echado en falta en los últimos años, los culpables del saqueo verdiblanco no puedan regresar jamás a la planta noble del Benito Villamarín.

Todo depende de llegar a ese 30% que daría el control institucional a uno u otro bando. Ambos persiguen lo mismo, pero con objetivos diametralmente diferentes.

Castaño tiene la espinita clavada de no haber sido jamás presidente del Betis y quiere conseguirlo antes de que la Justicia pueda inhabilitarlo. Aparte de eso, su plan se reduce a una limpia total en todos los estamentos del club, apoyándose en nombres que forman parte del pasado y con los Lopera y Bitton de su lado.

López Catalán y Haro apuestan por la continuidad, manteniendo a Ollero, Macià y Mel en sus cargos, buscando dar un empujón al club con la terminación del Gol Sur, la creación de medios oficiales, la potenciación de la cantera, el aumento de socios o lograr que el equipo no baje jamás de la séptima plaza.

A priori, no hay color entre ambas opciones, aunque de determinarlo deberán encargarse los accionistas de un Betis donde cualquier tiempo pasado no fue mejor. De hecho, hasta el beneficio de la duda ya resulta argumento más que suficiente como para aventurarse a apoyar otras posibilidades.

Todo o nada, ahora o nunca. Eso es lo que estará en juego para la entidad verdiblanca el próximo día 23.

Como también se pondrá a prueba a partir de esta misma semana la planificación deportiva que ha liderado Macià.

Su trabajo ha dejado luces y sombras. Dentro de lo primero destacan fichajes para todas las parcelas que se querían reforzar (otros años alguna quedó sin caras nuevas) e incorporaciones de renombre como Van der Vaart, Vargas o, sobre todo, Joaquín que han sabido reactivar el optimismo de una afición que acabó con ciertas dudas la pretemporada.

Sin embargo, no se puede olvidar la lentitud en la operación salida, que acabó con Vadillo y Kadir reintegrados en la plantilla, donde sobraban fichas, por lo que hubo que dejar sin inscribir a Matilla (solución de urgencia tras ver cómo Figueras no aceptaba marcharse).

Sea como fuere, la sensación generalizada es que la grada acepta y aprueba el trabajo desarrollado por el valenciano, que a partir de ahora irá subiendo su nota o bajándola en función del rendimiento que ofrezca el equipo sobre el campo.

De sacarle el mayor partido posible deberá encargarse un Pepe Mel que, por sus propios méritos, ha dejado de ser intocable y al que se le debe exigir igual que a la plantilla que dirige, la misma que está obligada a levantarse y redimirse cuanto antes de la sonrojante imagen ofrecida en el Santiago Bernabéu.

Así pues, septiembre será un mes importantísimo para este Betis que, aunque no recibirá sus notas ligueras hasta junio, se juega muchísimo en las próximas semanas: su futuro institucional y la confirmación de que se ha llevado a cabo una buena planificación deportiva.

En ambos casos, se puede y se debe aprovechar cada oportunidad para dejar las dudas a un lado y demostrar que, por fin, el club camina hacia donde siempre debió hacerlo.

No está permitido esperar para echar andar con paso firme. Es ahora o nunca, Betis.

J. Julián Fernández