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ID:	6575578Con tan sólo tres caras nuevas por el momento, pendiente de que Pezzella y Piccini recorten los últimos flecos de sus contratos, sufriendo un auténtico atasco en la operación salida, con equipaciones adornadas con las tres barras de Adidas y siendo fiel a las trece de su escudo. Así arranca el nuevo proyecto verdiblanco, el que buscará asentar en la elite a un club que ha dado demasiados bandazos en los últimos tiempos.

Una aventura que será exigente y donde fallar estará absolutamente prohibido, pero que se inicia con las reservas de ilusión a tope, soñando con que esta sea la primera de muchas temporadas en la elite y que, a ser posible, no se tenga que volver a pisar la Segunda división jamás. Para ello, la plantilla deberá apretarse los machos desde el principio, afinando su estado de forma de la mejor manera posible para una Liga en la que nadie va a regalar nada a los heliopolitanos, pero donde éstos están obligados a agasajar con alegrías a una afición con la que, pese al ascenso, aún están en deuda.

Porque si el objetivo es hacer que el equipo esté a la altura de su fiel infantería, todavía queda muchísimo trabajo por delante. No en vano, poco le ha hecho falta a la hinchada para alcanzar unos 15.000 socios que en La Palmera no representarán ni la mitad del total final, pero por los que a buen seguro suspirarían en más de la mitad de los clubes de la máxima categoría. Ellos siempre ponen de su parte para que la gloria quede a alcance de la mano. A partir de mediados de agosto le tocará a la plantilla hacer lo propio.

Para entonces, el vestuario presentará una composición mucho más renovada, con refuerzos que deben hacer honor a su condición sobre el césped y sin los muchos efectivos que sobran actualmente. Con estos últimos, la solución no pasa porque entrenen aparte, sino por conseguir que lo hagan cuanto antes junto a quienes serán sus compañeros en cuanto el balón eche a rodar. Quizás, en este aspecto es donde Macià se ha ganado su primer negativo como director deportivo verdiblanco, obviando que hay que dejar salir antes de entrar.

Sea como fuere, y al menos a priori, parece que se está acertando en unos fichajes que aportan ilusión y que, además, están llegando a buen ritmo. Luego habrá que traducir esas buenas sensaciones a rendimiento y resultados, aunque hay tiempo más que suficiente como para que, a base de sudor y trabajo, Pepe Mel vaya modelando poco a poco a sus nuevos pupilos para sacar los mejor de ellos.

Todo, mientras espera a que termine de perfilarse una plantilla para la que ya han terminado las vacaciones y que ha empezado a esforzarse teniendo como principal meta la permanencia, aunque sin hacerle ascos a la posibilidad de crecer un poco más si cabe en cuanto las condiciones lo permitan. Porque esa es la misión que tendrá ante sí este nuevo proyecto heliopolitano que ha empezado a dar pasos en su camino y en el que todo el beticismo confía para alcanzar ese asentamiento en la elite que tantísimo se ha hecho de rogar en los últimos tiempos.