Aunque el director deportivo utilizó la palabra "evolución", que no "revolución", es evidente que la plantilla bética necesita mejorar ostensiblemente para que el año en la máxima categoría no se convierta en un sufrimiento y que incluso sea verdaderamente un hecho eso de que el Betis no tenga que celebrar más ascensos porque no se produzcan descensos.
Es evidente que la coyuntura económica verdiblanca -y la de casi cualquier club- hace inviable cambiar catorce o quince jugadores de un verano a otro. Probablemente sería lo recomendable deportivamente, a tenor del rendimiento de muchos de los jugadores del Betis en su último año en Primera y por el de otros en Segunda. Serían cerca de treinta operaciones -entre salidas y llegadas-, algo inviable.
Sin embargo el Betis necesita aliviar su plantilla de jugadores. Así deja huecos libres, aligera algunas fichas y trata de hacer caja para reinvertir. No es tarea fácil, pero para eso, entre otras cosas, se apostó por un director deportivo de los contactos y la experiencia de Eduardo Macià.
El primer paso está dado, el de señalar a los jugadores con los que no cuenta el Betis. Ahí, más allá de algún debate, hay unanimidad sobre los futbolista que no deberían seguir. Los Casado, Pacheco, Lolo Reyes, Matilla, incluso Xavi Torres, Cejudo y una larga lista aparecen en la rampa de salida. A esos hay que unir los cedidos como Nono, Chuli o Sergio Rodríguez. Una nómina que incluso se podría alargar.
Lo realmente complicado, y es donde debe mostrar su habilidad la dirección deportiva, es conseguir que salgan. Ese es el segundo paso. Se trata de futbolistas con contratos en vigor, generalmente bien pagados y que, por su rendimiento en el Betis, difícilmente van a encontrar acomodo en otro lugar conservando sus emolumentos. El tiempo, tanto por el club como por los jugadores, puede ayudar a acelerar los procesos.
La idea en el Betis no es sólo que estos jugadores salgan, sino también trata de hacer caja con algunos de ellos. No será fácil. Un hecho, el de lograr dinero con los traspasos, que no se le ha dado bien al club en los últimos años. A excepción hecha de Beñat, no se recuerdan operaciones exitosas de salidas. Evidentemente porque no había jugadores con mercado, otras veces porque prácticamente se regalaron futbolistas. También algunos no renovados, pudieron haber sido luego traspasos interesantes. Adrián, Cañas... Tal vez.
El caso es que la dirección deportiva tiene ante sí un reto complicado pero imprescindible como es el de las salidas. La semana que viene vuelve el equipo a los entrenamientos y aún no se ha marchado nadie (Héctor Rodas acababa contrato). Es verdad que queda tiempo para que el balón comience a rodar oficialmente. Por el tipo de jugador con el que no se cuenta, salvo que se opte por la rescisión, la habilidad que muestre Macià y las oportunidades de mercado marcarán el ritmo.