Macía y MelUna semana. Ese es el tiempo que resta para que eche a andar el nuevo proyecto verdiblanco, el que deberá asentar en Primera a un equipo que ha dado demasiados bandazos en los últimos años. Un conjunto que, salvo sorpresa, no presentará más caras nuevas en su retorno a los entrenamientos que las de Van der Vaart, Petros, Pezzella y Tarek, pero al que le sobrarán muchos viejos conocidos.

De hecho, la operación salida lleva un mes atascada, sobre todo porque la dirección deportiva quiere hacer caja con futbolistas a los que no les faltan ‘novias’, pero sí ofertas económicas convincentes para acabar haciendo las maletas. Y teniendo en cuenta que entre descartados y transferibles hay hasta 14 jugadores con su futuro en el aire, mucho habrá de trabajar Macià en estos días para acabar con las retenciones en Heliópolis.

Además, el valenciano dio su palabra a Mel de que la plantilla estaría conformada en un porcentaje bastante alto a mediados de julio, algo que le obliga más si cabe a multiplicarse a partir de ahora, tanto para aligerar el exceso de equipaje como para seguir retocando un grupo que necesita una profunda renovación. Una prueba de fuego para un negociador nato y que debe hacer honor a una fama de excelente ojeador que ha ido cultivando desde hace años.

Aunque ahora el reto es mayúsculo. No cuenta con unos recursos económicos como los que tuvo a su disposición en Valencia, Liverpool o Florencia, pero sí con una labia capaz de convencer a cualquiera y el argumento de estar trabajando para un histórico con una increíble masa social que busca alcanzar por fin el sitio que merece en el fútbol español. Un estímulo que, bien articulado, puede dar lugar a milagros, atrayendo a jugadores que se escaparían por precio y repercusión mediática, como por ejemplo Van der Vaart. Y si no, también está el recurso de la copropiedad, con el que el director deportivo está empeñado en demostrar que, a veces, menos es más.

Un claro reflejo de que Macià se las sabe todas y cuenta con la experiencia que quizás le faltó a sus predecesores en el cargo, aderezada también con un espectacular conocimiento del mercado que llega hasta límites insospechados. Por ello, y pese a que los plazos en las salidas se están dilatando más allá de lo inicialmente deseado, todo el mundo es consciente de que el área destinada a gestionarlos está en buenas manos.

No obstante, queda muchísimo trabajo por delante. Sobre todo ahora que, en cuanto se supere el 30 de junio, muchos futbolistas quedarán libres inundando de opciones una ventana de transferencias cuyos efectos deben sentirse aún más en Heliópolis. Porque aunque la plantilla siga apurando sus vacaciones antes de volver a vestirse de corto y sudar en la ciudad deportiva, en los despachos se ha declarado un zafarrancho de combate que tendrá vigencia hasta el 31 de agosto, contando con dos importantes frentes abiertos: el de las incorporaciones, donde el club está avanzando a buen ritmo, y el de las despedidas, que, por ahora, se están atragantando.