El Betis ganó a Las Palmas por calidad. Por la calidad en la definición de los goles de Molina, por la calidad de Portillo para ejecutar pases definitivos en la zona clave del campo, y por la calidad en las paradas de Adán con manos puntuales pero importantes. Esa es la gran ventaja de este Betis, disfrutar de futbolista definitivos que pocos o ningún equipo de la categoría tiene.
Ni siquiera necesitó este Betis a Rubén Castro para resolver en el Insular. Un detalle a tener en cuenta para un equipo con una dependencia bestial del mejor futbolista de Segunda. Señal también del paso adelante que han dado otros jugadores como Jorge Molina, Portillo, Pacheco, bien secundados por otros como Lolo Reyes, Varela o Bruno que rindieron también a buen nivel en tierras canarias.
A día de hoy el futbolista más desequilibrante en la plantilla verdiblanca es Jorge Molina. Lo atestiguan sus 6 goles en 2015. Muchos de ellos sirvieron para abrir el marcador ,como frente a Las Palmas. Sucedió igualmente contra el Girona, Valladolid o el día del empate ante la Ponferradina. Además goles de calidad en la definición, como los dos que firmó en esta ocasión contra los canarios.
El otro gran protagonista de la victoria bética fue Portillo. El malagueño hizo gala de su mejor virtud, la visión de juego, y asistió en dos de los tres tantos -el primero y el tercero- y participó en la pared del segundo. Se le nota cada vez más adaptado y enchufado. Vino para reforzar en el mercado de inverno y su participación en el equipo ya empieza a transformarse también en puntos.
El partido que arrancaba con los líderes de la categoría tuvo similitudes con el del Valladolid. El mejor Betis se desató tras el primer gol, en las dos ocasiones con la firma de Molina. El guión valdría incluso para la victoria de hace algunas semanas contra el Girona. No alcanzó la excelencia del 4-0 ante los pucelanos, pero los de Mel en cuanto marcaron dieron la impresión de tener el partido controlado.
Hasta el gol el partido estuvo igualado. Equilibrio en cuanto a fútbol, aunque no en ocasiones. Entre Adán y dos postes evitaron que Las Palmas se adelantara en el marcador. El Betis había llegado menos, aunque disfrutó alguna oportunidad como la de Pacheco. Al equipo le había faltado algo de chispa y precisión en sus ataques hasta entonces. Sin embargo, el golazo cambió el panorama y apareció la mejor versión.
Se habla de la pegada bética, con razón, pero también es llamativa su parcela defensiva. Es verdad que Las Palmas le creó ocasiones, pero el Betis sólo ha encajado tres goles en los últimos ocho partidos. Curiosamente esas tres dianas llegaron a balón parado -córner ante el Numancia, penalti de la Ponferradina y falta del Girona- y no recibe en jugada desde el 1-2 en El Molinón ante el Sporting de Gijón.
Los últimos triunfos realzan la labor de Pepe Mel. Tanto por lo futbolístico, como por saber gestionar el vestuario en unas semanas en las que el foco ha estado puesto especialmente en asuntos extradeportivos. Ahora queda mantener la misma autoridad y regularidad ante rivales de menos tronío, pero ante los que ya se dejó algunos puntos jornadas atrás.