AdanDicen los que saben de fútbol que el sostén de un equipo, su columna vertebral, la componen cuatro jugadores. Un delantero que meta goles, un centrocampista que se eche el equipo a la espalda y lo haga jugar, un central que lidere a la defensa y la haga inexpugnable, y un portero de garantías.

Hace un año, por estas fechas, el Real Betis vagaba por la Primera División hundido en la última posición de la tabla, haciendo el ridículo en los campos de toda España fin de semana tras fin de semana. Una de las grandes carencias de aquella plantilla tan mal planificada era la de un portero de garantías, comprobada ya la incapacidad de Andersen y Sara para dar el nivel en la máxima categoría.

En el mercado invernal, el Betis hizo dos incorporaciones notables. Ambos jugadores llegaron ya tarde para enmendar lo irremediable, pero se han convertido en parte de la base de lo que debe ser un equipo de garantías para el futuro. Uno, un centrocampista fuerte, solvente y con capacidad de liderazgo, el senegalés N'Diaye. El otro, un portero de verdad, Adán, de cuya incorporación se cumple un año este martes de finales de enero.

Rescatado del Cagliari, dónde se refugió tras su desastrosa experiencia en el Real Madrid, Antonio Adán llegó al Betis en un pésimo momento. Con todo, su incorporación se dejó notar rápidamente y los béticos nos dimos cuenta de que, a pesar de que nos íbamos a Segunda de cabeza, ahora sí teníamos un portero, que debía ser fundamental para volver cuanto antes a Primera División.

No llegó joven a Heliópolis, con 26 años camino de los 27, pero sí con la ilusión y las ganas de estabilizarse y demostrar todo lo que la presión y la polémica sólo le dejó apuntar en el Real Madrid, donde fue víctima colateral de la guerra entre Mourinho y Casillas.

Esta temporada, en Segunda, empezó dubitativo, lejos de su mejor forma, y peleado con el mundo, personificado en su propio entrenador de porteros. Ahora, al igual que el equipo, ha enderezado el rumbo, se ha centrado y está dando su mejor rendimiento. Y ya ha completado su primer año como bético.

Antonio Adán parece un tipo listo y, desde el primer momento, ha sabido comprender que el Betis es una entidad con el respaldo de una masa social tan grande y peculiar que lo hacen distinto, más allá de un simple equipo de fútbol.

Su discurso siempre ha estado impregnado de responsabilidad, sensatez, ambición e identificación con los aficionados. Hasta tal punto que sólo le hicieron falta unos meses en el club para que este verano sus compañeros le eligieran como uno de los capitanes de la plantilla.

Futbolísticamente, ha demostrado ser más que válido. Es, ahora mismo, el mejor de Segunda en su puesto sin lugar a dudas. Y está llamado a ser un portero más que notable en la máxima categoría en cuanto logre el ascenso con el Betis. Es rápido, seguro y suele estar bien colocado, aunque a veces se muestra algo inseguro en las salidas. Y tiene evidentes dotes para el liderazgo sobre el terreno de juego.

Lógicamente, en un sólo año en el Betis sería una insensatez comparar a Adán con grandes referencias de la portería verdiblanca como Esnaola, Urquiaga, Pepín o Jaro. Y, además, somos víctimas del fútbol moderno, que bien puede determinar en el futuro que Adán juegue en cualquier equipo antes que en el nuestro en función de los intereses de representantes e intermediarios. Pero si él y el club quieren, su rendimiento le acompaña y la suerte le protege, tenemos portero para rato y éste que se acaba de cumplir debería ser sólo el año I de la era de Adán en el Betis.

@danielgilperez
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