Casado durante el partido contra el Real ValladolidHay partidos que dan para muchas lecturas y el que firmó el Betis en Valladolid es uno de ellos.

Es positivo empatar en el feudo de uno de los favoritos al ascenso, a lo que hay que sumar que por segunda jornada consecutiva los verdiblancos no encajaron gol.

Sin embargo, el equipo sigue sin crear fútbol y apenas dispuso de ocasiones. Javi Varas fue casi un espectador más.

El Betis tiene siempre la máxima obligación en Segunda y cualquier resultado que no sea la victoria no cumple las expectativas. Sin embargo el valor del punto cosechado en el Nuevo Zorrilla queda a expensas de lo que hagan los de Julio Velázquez en el duelo que el próximo fin de semana le medirá en el Villamarín a Las Palmas, otro de los favoritos al ascenso.

Sin duda la mejor noticia para el Betis en tierras pucelanas fue dejar su portería a cero por segunda jornada seguida. Cierto es que tiene matices y la solidez defensiva no es, ni mucho menos, total.

Si el Mirandés pecó de inocente en sus remates la semana pasada, en esta ocasión la actuación de Adán, en su mejor versión esta temporada, fue fundamental en tierras pucelanas.

No fue un acoso vallisoletano, pero sí rondaron el gol en varias fases del partido. Mérito de Adán, pero también de otros futbolistas como Perquis. El polaco fue de lo más destacado del Betis en Pucela y reivindicó su mejoría en las últimas semanas. También Molinero completó un partido muy interesante. En el debe defensivo de la zaga algún desajuste en la primera mitad de Jordi Figueras, que luego se rehízo.

Hasta ahí la botella medio llena, el punto ante un rival directo y la mejora defensiva de un equipo que venía de auténticas sangrías atrás.

La botella medio vacía sigue siendo el juego de un Betis al que una vez más le faltó fútbol y que no termina de evolucionar hacia las expectativas que se le exige en la categoría. No marcó Rubén Castro y no hubo gol en verdiblanco.

Ya de por sí el dibujo táctico inicial de Velázquez no ayudó. Aisló al canario arriba y pobló el centro del campo. Lo más curioso de todo es que Lolo Reyes y N´diaye se colocaron por delante de Matilla en un 1-4-1-4-1. Si el planteamiento fue algo reservón, es igualmente destacable que el técnico bético fue a por el partido en la segunda mitad con los cambios y la salida al campo de Molina. Eso sí, sin éxito.

Más abierta la segunda mitad, aunque lo fue en las dos direcciones y también el Valladolid dispuso de más espacios para atacar. El caso es que en lo ofensivo no funcionó para el Betis ninguna de las dos versiones. No lo hizo, además de por lo táctico, por el rendimiento de los futbolistas de banda. Ni Álvaro Cejudo ni Kadir asistieron a Rubén Castro.

Preocupante el bajón de juego de las últimas jornadas de Cejudo, quien está llamado a ser una de las referencias del Betis. Tampoco Kadir terminó de concretar con peligro ninguna de las muchas acciones que comenzó frente al Valladolid. Sí ofreció más chispa Pacheco, quien en la segunda mitad entró en el campo y pide paso en el once inicial.

El Betis sigue dejando las dudas de un equipo que no termina de evolucionar y dar un paso adelante en lo ofensivo. La creación y el no fiarlo todo a Rubén Castro es su gran asignatura pendiente.

Eso sí, da la impresión de que gana solidez defensiva, tal y como demuestran los últimos números.

La botella medio vacía o media llena para un equipo que aún debe mejorar.

Javier Carbonero