La capacidad del canario para golear y desequilibrar es tremenda. Camino de convertirse en el máximo goleador de la historia de los heliopolitanos, Rubén Castro salió al rescate del Betis en Montilivi y, de paso, le echó un enorme capote a Julio Velázquez, en entredicho después de las dos últimas derrotas ligueras. Dos tantos de cirujano en la definición marcaron las diferencias en tierras catalanas.
La mejor operación sin duda que ha hecho el Betis este verano, más allá de los fichajes de Ndiaye, Cejudo o Kadir, es la renovación de Rubén Castro. El 24, al margen de ser el mejor futbolista de Segunda, es una garantía de gol. Más cómodo arriba y no arrinconado en la izquierda, donde el desgaste físico le hace mella, en Girona marcó el gol del empate y el que finiquitaba el encuentro. Tantos que valen puntos.
Sin el delantero en el campo, probablemente el Betis no hubiera vencido en Montilivi. La ventaja de que Rubén Castro vista de verdiblanco como ya escribí hace algunas semanas. Los de Velázquez repitieron fragilidad atrás, inconsistencia en el mediocampo y la señalada pegada arriba.
Claro que después de las preocupantes derrotas frente a la Ponferradina y el Albacete, la mejor noticia para el Betis es que se reencontró con el triunfo. Desde la confianza de las victorias es más fácil construir un equipo al que todavía no se le ven señas de identidad de entrenador. Esa asignatura, la de las sensaciones y la de no fiarlo todo a Rubén Castro, sigue aún pendiente.
Positivo fue el hecho de ganar y también el de remontar. Lo hizo el Betis en Girona, después de que no lo hiciera fuera de casa en Liga desde el derbi que le ganó al Sevilla en el Sánchez Pizjuán con dos goles de falta de Beñat. Aquello era el mes de mayo de 2012. Más cercano fue el volteo del marcador frente al Valladolid en la penúltima jornada de la temporada pasada, aunque eso sucedió en el Benito Villamarín (4-3).
De vuelta al presente, el asunto defensivo sigue siendo preocupante. El gol del Girona, en el que Jordi Figueras y Perquis extienden una alfombra para que pase el futbolista catalán, retrata el nivel de la retaguardia bética. Visto el rendimiento de los dos centrales habituales y el que ofreció Bruno en sus 45 minutos en El Toralín, extraña que Caro no haya tenido su oportunidad en el once inicial.
El caso es que en la defensa llueve sobre mojado. Al mediocampo le sigue faltando continuidad para mandar en los partidos. Esto último no quita para que Matilla firmara un buen partido en el que también fue determinante, especialmente por los dos pases de gol en los que habilitó con maestría a Rubén Castro. El Betis crecerá también si encuentra la mejoría en la medular que le permita gobernar los encuentros.
Cuestiones pendientes que afrontarán los verdiblancos desde el respiro que da una victoria ante un rival fuerte dentro de la categoría. Por el momento lo más fiable sigue siendo Rubén Castro, el Señor Lobo del Betis, que dio una lección de definiciones en los goles. Uno con la derecha y otro con la izquierda y los tres puntos que fueron al zurrón verdiblanco.
Larga vida al 24.