Preocupante esa caída de rendimiento, como lo es las sensaciones que sigue ofreciendo el equipo verdiblanco que volvió a enfadar a la afición. El efecto Garrido, al que todavía se le debe dar un margen de confianza, sigue sin aparecer. Una sola victoria en cuatro partidos -el duelo ante el Lleida en la ida- y la necesidad de reforzar a una plantilla con las cacareadas limitaciones.
Entre tanto Garrido tiene trabajo. Tiene que conseguir que algunos de sus futbolistas superen el bloqueo y la fragilidad mental. Hay jugadores de nivel limitado, pero además parecen peores de lo que son porque al menor contratiempo se atascan y les supera la situación. No hay más que ver la manera en la que el Betis pasó del cómodo 2-0 ante los catalanes, con ocasiones y balón al palo incluido, a los nervios tras el 2-1.
Luego están los futbolistas que se suponen claves y que no terminan de determinar. Verdú y Rubén Castro, los jugadores franquicia en teoría. El catalán volvió a ofrecer un rendimiento muy pobre ante el Lleida. Llueve sobre mojado en este caso. Pitado en el cambio, se le nota que no está en su mejor momento físico y le cuesta. Además llama la atención sus pases fallados, la que debía ser su especialidad.
Otra cuestión es Rubén Castro. Con todo el tiempo que estuvo fuera de los terrenos de juego está lejos de su mejor condición física. Se hizo evidente en alguna carrera ante el Lleida e incluso le faltó frescura mental para resolver alguna situación. En este estado bien haría Garrido en colocar al canario más cerca del área y quitarlo de la banda. Menos metros para correr y más próximo al área, donde es letal.
Mucho mejoraría el Betis si Verdú y Rubén Castro se acercaran a sus mejores versiones. Claro que no es lo único, porque urge firmar refuerzos después de ver como la larga lista de fichajes verdiblanca no carbura. Contra el Lleida volvieron a quedar evidenciados los problemas en la portería con Sara - da igual si juega Andersen-, o la escasa aportación de Steinhöfer, o Dídac. Otros ni siquiera jugaron contra los ilerdenses.
Con todo y mientras llegan los refuerzos -por cierto que ya puede firmar el Betis al mediocentro que supla a Xavi Torres-, Garrido tiene que mejorar lo futbolístico y lo psicológico para la final del sábado ante el Almería. Rival directo, se trata de una cita clave para remontar en la competición en la que verdaderamente el Betis se debe centrar. Con limitaciones la plantilla bética, no se puede decir tampoco que el equipo almeriense tenga más calidad. El sábado esa no es excusa.