Y eso fue precisamente lo que le ocurrió en el nuevo estadio de San Mamés a la escuadra de las trece barras, que no dio la talla frente a un Athletic que le ganó con toda justicia y que no logró una goleada por culpa del larguero y un espectacular Guillermo Sara.
De hecho, el argentino fue, sin lugar a dudas, el mejor en las filas verdiblancas, demostrando con hechos por qué es el meta titular en Liga. Paró un penalti a Beñat y realizó un par de estiradas providenciales a disparos de Ibai Gómez y Susaeta, completando su mejor partido desde que llegó a La Palmera, pese a encajar dos goles en los que apenas pudo hacer nada. Sobre todo en el segundo, donde reaccionó tarde por una posible falta cometida por Laporte sobre él que el árbitro no vio.
Por lo demás, el partido fue para olvidar. Sobre todo por parte de los laterales, Nacho y Chica, que convirtieron sus bandas en auténticas autopistas para los jugadores rojiblancos. Menos mal que el eje central de la zaga se mostró algo más eficiente, con Paulao y un acertadísimo Amaya sabiendo achicar balones casi siempre, aunque fallasen en el juego aéreo en los dos tantos vizcaínos.
En la medular, la dupla Xavi Torres-Matilla cumplió, sobre todo el quereño, que no sólo lo hizo bien en la destrucción, sino que también tentó a la suerte con un gran disparo desde la frontal que Iraizoz mandó a córner. Sin embargo, la superpoblación bilbaína en la medular, con Mikel Rico, Ander Herrera y Beñat, les hizo pasar más apuros de los previstos, máxime cuando Salva Sevilla, a años luz de su mejor versión, no acertó, salvo en contadas excepciones, ni a la hora de crear juego ni en las ayudas, en las que, por otro lado, no se prodigó demasiado.
Mientras, Juanfran buscó dar profundidad tanto por la banda derecha como por la izquierda, aunque sólo logró tener cierto éxito en sus tentativas cuando el cansancio y el paso de los minutos se encargaron de abrirle espacios. Por su parte, Chuli, en su primera titularidad liguera, se mostró voluntarioso, intentando hacer daño con su velocidad. Sin embargo, no tuvo puntería en sus dos ocasiones de cara a portería, algo de lo que sí gozó Molina, que, sin participar demasiado en el juego, consiguió el tanto de la momentánea ventaja bética e, incluso, mandó al palo un balón que bien pudo ser el 2-2. Con todo, demostró que a la espera del regreso de Rubén sigue siendo el mayor argumento ofensivo del equipo.
A tenor de todo esto, y frente a un Athletic que dominó casi de principio a fin el partido, se llegó a una derrota justísima que deja a los verdiblancos con sólo 5 puntos de 18 posibles, así como con la obligación de tener que dar la cara el próximo domingo frente al Villarreal en el Villamarín. Porque todo lo que no sea lograr una victoria no servirá más que para hacer que los nervios aumenten su presencia en la grada y comiencen a aparecer las primeras urgencias. Y es que queda muchísimo por delante, sí, pero hay que empezar a demostrar si este proyecto, como se ha dicho desde el club, debe aspirar a volver a Europa, algo para lo que es necesario ir haciendo méritos cada jornada sumando.
J. Julián Fernández