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ID:	6574607Me perdí el partido. Éste me lo perdí.
Agosto tiene estas cosas, una vez te puedes escapar, dos ya es amago de divorcio. En realidad mi pareja tiene más que paciencia con mi beticismo. Y yo se lo agradezco.

Si bien mi escapada del retiro estival del pasado domingo me dejó un sabor agridulce, esta vez tenía otra sensación, pero al mismo tiempo pocas oportunidades de verlo. Paseé por todos los canales de la TDT a ver si ponían a mi Betis y nada, mi gozo en un pozo. Así que me agarré al móvil y al twitter y empecé a ver llegar twitts de Betisweb sobre el partido. La previa, las alineaciones, el ambiente, las anécdotas, el partido en sí mismo.

Tengo que reconocer que es así como seguí el partido mientras las olas rompían cerca en el paseo marítimo. Lamento habérmelo perdido y al mismo tiempo esta mañana me deleitaba con los periódicos que el Ayuntamiento de Cádiz pone al servicio de los veraneantes a pié de playa. Me recordó a mi niñez, cuando agarraba el ABC y me iba directo a las páginas de huecograbado para ver alguna imagen del partido. Después a deportes para ver las puntuaciones de los jugadores y después a la crónica. Qué tiempos esos de la niñez de los 80.

Este partido de los seis goles debe tratar también de ser una media entre domingo y jueves. Ni nada ni todo. Molina es un ejemplo de lo que somos en el Betis. ¿Acaso no quiere meter 5 goles por partido? Ojalá, diría el mismísimo Messi. Somos el Betis que ha resurgido de unas cenizas a las que otros están condenados. Es algo muy duro por lo que estamos pasando y ni los más optimistas que veían el negro túnel en el que nos metíamos auguraba que vayamos a ir a Francia, a Croacia o a Portugal... De momento.

No conozco de verdad nuestros límites, es algo por descubrir, pero partiendo de un Betis mermado por el peso que nos ha tocado llevar toda alegría es doble, triple si puede ser.
Los béticos viajarán de nuevo por Europa llevando la alegría verdiblanca, creando nuevos lazos y demostrando que en Sevilla el fútbol se vive con tanta pasión como devoción. Seguiremos teniendo nuestros desencantos, que nadie lo dude, pero formarán parte de esa argamasa que levanta el muro de nuestra historia.