Todos y cada uno de los que llevan meses con las manos en la masa, con las ganas puestas en 240 segundos, en 4 minutos, en que no se quede nada ni enganchado, ni roto, ni despintado, ni siquiera descolocado.

Ellos, todos ellos, desde el que dio un brochazo hasta el artista que diseñó los telones no merecían lo que pasó la primera mitad. Ellos hicieron todo lo que pudieron y lo lograron para dar el prólogo al partido de los partidos en Sevilla, en la ciudad del Betis.

Cada vez que escucho eso de que es pagado, que es encargado, que lo hacen no sé dónde y no sé qué profesionales me acuerdo de los "profesionales", de esas mentes calenturientas con fiebre beticoideas que deliran por ofrecer marcos soñados para partidos de recuerdo.

Hace tres días mal contados buscaban en internet la forma de pintar una tela, los precios, las formas de coser, de perfilar los monstruos de tela que tiene una vida efímera, pero que se convierten en símbolos de una afición.

Manquepierda fue el comienzo en varios idiomas, el comienzo duro y lúcido de todo un compendio de arte y producción que de la mano de quienes no les gusta ser nombrados y todos sabemos quienes son empujan como nadie para lograr magia en el campo del Betis, en donde antes nunca vieron sus ojos escudos de decenas y decenas de metros cuadrados, donde se reinventa la mitología bética, donde se guarda en la memoria esa vez que vieron ante ellos cómo caía parte de la historia de la afición bética en forma de telón que no cerraba, sino que daba paso a ilusiones verdiblancas.

Yo los admiro tanto que sólo puedo emplear estas palabras para decir que no se lo merecían, que no merecían que el inmenso trabajo se viese empañado por una primera parte tragicómica, que su esfuerzo se diluyese en forma de marcador vergonzoso. Por eso, desde mi banda miraba a los ojos de Molina, de Nosa y Vadillo mientras calentaban y pedía que rindiesen homenaje al esfuerzo de los que nada piden y tantísimo dan.

El empate que mayor sabor a victoria me ha sabido de mi vida verdiblanca sirve para que todo el esfuerzo se transforme en orgullo, en satisfacción, en reconocimiento y, vaya por Dios, en nuevas y desafiantes ideas.

Gracias gentes de Betisweb, vuestros socios os admiran, y no son los únicos, son sólo los que más os quieren...

La Recontracrónica