El Betis por fin ha dejado a un lado todos los tabúes. Ha costado, pero los 43 puntos que aparecen en su casillero han obligado a que, hasta los más reticentes, retiren de su discurso el objetivo de la permanencia y se sumerjan de lleno en un sueño europeo que está al alcance de la mano. De hecho, a once jornadas del final, el equipo se encuentra en la sexta plaza, a tan sólo un punto de la Champions, lo que hace aún más atractiva si cabe la recta final el campeonato.

Porque, además, la presión es para otros. En Heliópolis ya se ha llegado a la meta, cubriendo con creces el expediente. No obstante, se puede y se debe aspirar a más, máxime cuando el calendario presenta por el camino ‘finales’ como la del próximo fin de semana en Mestalla, donde un triunfo verdiblanco allanaría más si cabe el camino de vuelta al ‘Viejo Continente’. Basta recordar que los ches se quedarían a cuatro puntos más el ‘goal average’, una ventaja más que suculenta como para dejarla escapar.

Y, de momento nadie quiere hacerlo. El vestuario es consciente de que ha hecho ya méritos más que suficientes para ganarse el sobresaliente en este curso, aunque desea aspirar al ‘cum laude’. Por su parte, Mel tiene muy cerca la posibilidad de hacer realidad uno de sus grandes sueños, estar con el Betis en competiciones continentales, algo que no pudo hacer en su época como futbolista. Mientras, la directiva se frota las manos con la posibilidad de obtener unos ingresos extras que terminarían de encauzar la situación económica de un club que, una vez más, está resurgiendo de sus cenizas.

Por no hablar de la afición, que, tras años sufriendo y celebrando éxitos menores como permanencias y ascensos, por fin ve la posibilidad de regresar a unas alturas que echaban tantísimo de menos. Qué duda cabe que su aportación será fundamental de aquí a que la Liga eche el cierre, ya no sólo por el convencimiento de que, como ha hecho siempre, la grada del Villamarín dará la cara en cada partido, intentando llevar a los suyos en volandas hacia la victoria, sino también porque en este sprint final en el que se puede aspirar a casi todo (al menos a lo que Barcelona y Real Madrid dejan para el resto de los mortales) será vital que Heliópolis se convierta en un auténtico fortín.

En definitiva, quedan por delante casi tres meses de fútbol de altos vuelos para la escuadra de las trece barras, donde el objetivo inicial se ha cumplido, pero la exigencia en cada partido continuará intacta. Es el precio que hay que pagar por haber hecho las cosas tan bien como hasta ahora, por devolver la ilusión a una hinchada que está disfrutando de lo lindo y dejar, de una vez por todas, todos los tabúes y el vértigo a un lado.

Se ha soñado tan fuerte en los últimos meses que, quizás por no haberlo querido decir hasta ahora, esa ilusión que sólo se podía admitir que se veía con los ojos cerrados va convirtiéndose poco a poco en una realidad. Pese a todo, habrá que seguir peleando por ella de aquí a junio, con las mismas ganas o, incluso, más. Se quería seguir creciendo y ha llegado el momento de dar un estirón de los grandes, de esos que sorprenden a aquellos que no suelen verte más que de cuando en cuando. Para conseguirlo habrá que continuar apretándose los machos, porque todavía no se ha logrado nada, sólo la permanencia y el derecho a soñar.


J. Julián Fernández