El frío de la noche del lunes es difícil combatirlo por culpa, entre otros, de esta santa liga que machaca a base de horarios a los seguidores de sus equipos. Mientras el partido ante el Levante fue una fiesta, éste se convertía en una sucesión de carreras entre béticos por cerrar negocios, por colocar familias, por encontrar hueco para cerrar el día y encaminarse al Villamarín. Otro punto rojo para la LFP, la mayor fábrica de destrucción masiva del fútbol de este país. Buena iniciativa con los desempleados, que siga. Principalmente porque la temporada que viene si no hay ayudas las gradas tendrán los zarpazos de la crisis dibujados en sus asientos.

Con la gracia de ver cómo una comunidad se queda de una tacada con tres equipos de fútbol, uno es todo un Valencia, mientras los béticos hacen de su economía de guerra una barra más de su escudo, llegaban ayer los béticos con la idea de que quien debe defender a la víctima se ha llevado todo el tiempo buscando defender al presunto, al imputado, al que todo lo era y en una opereta bufa, injerto incluido, se ha convertido en una espada de Damocles que incomoda y mucho.

Pero esto es así, ojalá todo fuese una balsa de aceite y el Betis de los béticos tuviese la oportunidad pareja que tienen otros clubes, de tener dirigentes de altura en un marco social y político que por lo menos lo dejasen en paz.

Y los béticos iban ayer moscas, moscas porque cuando lo tiene más fácil el Betis se produce la espantá. Por eso yo todavía no sé si ver la botella medio llena o medio vacía. Hemos empatado, HEMOS TIRADO UN PENALTI, hemos jugado contra un muy buen Athlétic. Hemos sufrido, de nuevo, tres cambios forzados, cuando si a Mel le dejan, le gusta hilvanar su partido con tres puntadas que hagan que el resultado final sea una fina costura de maestro.

Pero el maestro, parejo a las circunstancias, suele mirar al suelo, ponerse en cuclillas, vestir chandals que parecen pijamas y responde al nombre de Marcelo. Jugó ayer el Bilbao bastante bien, botella medio vacía. Se encontró con un inconmensurable Adrián, botella medio llena. Así me puedo llevar comentando todo el partido, aunque para partido el de Campbell, qué pena que su paisano, el menudo periodista que sacaba la sonrisa a Mel en las ruedas de prensa no esté por aquí para sacar pecho preguntando por Joel.

En fin, que salimos vivos ayer de otra noche en la que lo teníamos todo y no lo pudimos coger, esta vez más por méritos del rival que por un chicle mordido con antibeticas ganas despeinadas, por ejemplo.

La recontracrónica