Con los mismos puntos que tenía el equipo el pasado mes de diciembre, 13. Así salió el domingo el Betis del Reyno de Navarra, un campo en el que sólo los grandes están acostumbrados a aumentar la cuenta de su casillero y en el que, por méritos, los verdiblancos merecieron hasta triplicar su botín. No en vano, Rubén Castro vio cómo le anulaban un tanto legal en el primer acto y, ya en el segundo, no supo definir bien en la ocasión más clara del duelo. Así, el choque acabó con un empate que, al menos, sirvió para prolongar la dinámica positiva de los heliopolitanos.

Cierto es que, en algunos compases, sobre todo en la recta final, se echó en falta algo más de ambición entre los pupilos de Pepe Mel. Pero también es verdad que estos hicieron suya esa máxima de “si no puedes ganar, al menos no pierdas”, fajándose con la intención de salvar la igualada hasta que el árbitro pitase el final, evitando que volasen los puntos como ocurrió la temporada pasada, en el tiempo de prolongación.

Con todo, los de La Palmera continúan en puestos europeos, a una distancia más que prudente de unos ‘bajos fondos’ que ni siquiera se quieren nombrar esta campaña y con la ilusión de hacer algo grande totalmente intacta. Queda mucho, sí, y ahora mismo lo único que se puede conseguir es ir sumando puntos que después, cuando la competición dicte sentencia, no se echen demasiado en falta. Pero los éxitos se construyen poco a poco y caminando con paso firme.

Por eso, no cabe otro objetivo que intentar doblegar a un Valencia que, curiosamente, fue el encargado de impedir que el Betis terminase la pasada Liga mirando la tabla de la mitad hacia arriba. Basta recordar que el 4-0 que le endosó a los verdiblancos en Mestalla impidió al equipo pelear por volver a pasearse por el ‘Viejo Continente’, algo que, a estas alturas, aún se ve lejano, aunque para nada imposible. Y menos para la escuadra de las trece barras, esa que, sin ir más lejos, también le remontó en el tiempo de prolongación a los ches en su última visita al Villamarín, salvando de paso la cabeza de un Mel que prácticamente tenía la maleta preparada.

Así, y haciendo suya la doctrina de “ir partido a partido”, los heliopolitanos tienen una nueva oportunidad para seguir haciendo camino y encontrar esa regularidad que tanto echaron en falta el curso pasado. El rival no da tanto miedo como en años anteriores, puesto que le ha costado más de lo esperado cogerle el ritmo a la competición. Y eso debe servir como acicate en La Palmera para dar un nuevo golpe encima de la mesa y continuar creciendo. Al menos, con la intención de dejar la permanencia algo más cerca, rebajando la distancia de puntos con ella a menos de la treintena.

Y es que soñar es gratis, algo que hay que aprovechar al máximo sobre todo ahora, en tiempos de crisis. Sólo sumando continuamente se pueden dejar atrás todos los complejos y miedos. Quizás, la idea de Nosa de pelear por la Liga y la Champions esté a años luz, pero no la de dar un saltito que desde hace mucho demanda la fiel infantería verdiblanca. Puede que la oportunidad haya llegado. Sólo queda, por si sonase después la flauta, continuar en la misma línea y aprovecharla.

J. Julián Fernández