Menos de un mes. Esa es la distancia que nos separa del inicio de una nueva Liga, esa que Pepe Mel prevé que sea más difícil que la anterior, pero en la que la fiel infantería verdiblanca tiene depositadas muchísimas esperanzas. Y lo cierto es que no les faltan razones, porque si ya el año pasado el equipo tuvo hasta opciones europeas pese a no encontrar nunca la regularidad, en este, en el que, a priori, hay más plantilla debería haber licencia para soñar.
Aunque, eso sí, siempre con los pies en el suelo, sin lanzar antes de tiempo las campanas al vuelo, que nadie ha logrado jamás un objetivo previamente a que diese su visto bueno la clasificación. Como no se cansa de repetir en estos días la plantilla, lo importante es lograr la permanencia cuanto antes; ya después, lo que venga, bienvenido sea. Porque, ¿para qué meterse más presión que la que ya se encargará de poner sobre los hombros la misma competición?
Sería de locos hacerlo, sobre todo en este Betis que es capaz de hacer lo más difícil y estrellarse cuando el camino se le allana y se le presenta con muchísimos kilómetros sin un solo bache. La Liga española, en general, va a seguir siendo mediocre, sin duda, pero para pelear por estar de mitad de la tabla hacia arriba, antes que nada, hay que demostrar que se es mínimamente bueno. Y eso sólo los resultados pueden encargarse de hacerlo.
Por eso, agrada saber que el vestuario es consciente de lo que se trae entre manos, partiendo con la premisa básica de que hay que dejar claro, sin hacer mucho ruido, que hay al menos tres peores; que ya habrá tiempo de dar un golpe encima de la mesa y decir que los buenos momentos regresan por Heliópolis. Hay que ir sin prisa, pero también sin pausa, con la intención de crecer a buen ritmo, sin dar estirones exagerados.
De momento, todo va cuadrando. La plantilla queda a expensa de dos o tres retoques que sólo la falta de fondos pueden complicar más de lo deseado. Hay que buscar un central de garantías, que no sólo cubra los posibles problemas físicos de Mario, sino capaz de pelearle el puesto a cualquiera. También se está mirando a conciencia el mercado para dotar de músculo a la medular. Y a la espera de que ‘culebrones’ como el de Santa Cruz o Juanfran se resuelva para saber si hay o no que firmar nuevos refuerzos.
Para ello sigue siendo perentorio acelerar una ‘Operación salida’ que continúa desarrollando de un modo excesivamente lento, haciendo que sobren efectivos que no tienen sitio en los planes del míster y que, además, impiden que puedan llegar sus recambios. Antes de entrar hay que dejar salir y, desgraciadamente, en el Villamarín se ha venido haciendo justo lo contrario.
Pero aún hay tiempo por delante para dejarlo todo absolutamente perfilado. Quedan cuatro semanas para que el balón eche a rodar en San Mamés y más de un mes para que eche el cierre el mercado. La ilusión debe continuar intacta, siempre con los pies en el suelo, pero sin renunciar nunca a nada. El tiempo se encargará de ver hasta dónde se llega, si la suerte hace un guiño y acompaña. Al menos queda la tranquilidad de saber que en Heliópolis están más que dispuestos a pelearla, escribiendo este nuevo capítulo despacito, pero siempre con buena letra.
J. Julián Fernández
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