Con la Liga terminada y sin más aliciente que una Eurocopa en la que brillan por su ausencia los representantes verdiblancos, la actualidad en Heliópolis pasa, ineludiblemente, por las novedades en el mercado de fichajes. En este sentido, los movimientos de la secretaría técnica ya han dado sus primeros frutos, con los fichajes de Agra y Rubén Pérez. Aunque todavía deben llegar más.
De hecho, el siguiente debe ser un defensa. Al menos, así lo avanzan las noticias, que siguen viendo a Paulao jugando en el Villamarín, pese a que su operación de compra lleva bloqueada unas semanas. A priori, pronto debería haber novedades al respecto, no sólo porque todas las partes implicadas en las negociaciones mantienen posturas bastante cercanas, sino, sobre todo, porque el gran rendimiento ofrecido por el futbolista desde que llegó a la escuadra de las trece barras el pasado invierno bien merece un esfuerzo por parte del club, evitando de este modo que pudiesen aparecer en escena posibles rivales.
También está a punto de firmar su continuidad Mario, que estaba descartado hace relativamente poco y, salvo sorpresa, seguirá un año más bajo las órdenes de Pepe Mel. En el aire queda saber qué versión se verá del canario: si la batalladora, segura y contundente de la primera vuelta, en la que se convirtió en fijo y fundamental para la zaga, o la de ese jugador que desaparece de las convocatorias por recurrentes lesiones o sanciones provocadas por el exceso de celo en sus tareas.
Sea como fuere, tampoco el mercado ofrece muchas más alternativas, especialmente si se tiene en cuenta que las arcas béticas continúan bajo mínimos y cualquier desembolso importante está poco menos que descartado. No en vano, la marcha de Iriney está sólo a falta de oficialidad por este motivo, igual que el hecho de que Jefferson Montero haya terminado yéndose al Morelia mexicano en lugar de apurar para regresar a Heliópolis. El Betis puede utilizar como argumento su importancia histórica, afición y proyecto, pero se tratan de razones que no convencen a todos, máxime en un mundo dominado por el poder del dinero.
Así, sólo hay dos opciones para hacer fichajes. La primera, esperar a que el verano avance, aprovechando que la inminencia del inicio de la competición obligue a muchos equipos a buscar destino a aquellos con los que no cuenta pero que serían de tremenda utilidad en el Villamarín. Gracias a esta táctica llegó el año pasado Roque Santa Cruz, quien estaría dispuesto a volver a ponerla en marcha para lograr el mismo desenlace una vez más. Y podría no ser el único…
La otra posibilidad es la que se está llevando a la práctica: ir a la ‘caza’ del cedido. Rubén Pérez es su primer exponente en la 12/13, siguiendo la estela que dejaron el curso anterior los Montero, Santa Cruz, Ustaritz o Paulao. Una vía que facilita la llegada de jugadores, pero que, desgraciadamente, pocas veces ha venido acompañada en clave verdiblanca de suculentas opciones de compra. Puede que sea porque el resto de equipos no las ofrezcan o que el propio Betis no quiera negociarlas. Sea como fuese, no estaría de más revisar ese apartado para evitar ‘espantadas’ cada vez que la Liga eche el telón y ponga el cartel de ‘Cerrado’.
Con todo ello, queda claro que, una vez más, la secretaría técnica tendrá que hacer encajes de bolillos para conformar una plantilla de garantías, ya que el talonario anda bien escaso de ceros a la derecha. Siempre queda el consuelo de que los chavales del filial vienen pisando fuerte y pidiendo el relevo a los mayores, pero en muchos casos la grada tiene el defecto de valorar más lo de fuera que lo que tiene en casa. Visto lo visto, no estaría de más acostumbrarse a lo contrario, porque ya está todo el mundo avisado. Nombres sonarán, y muchos, durante todo el verano, pero pocos habrá que vengan y terminen vistiendo de verdiblanco.
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J. Julián Fernández
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Encajes de bolillos en verdiblanco
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