Resulta que Lopera siempre presumió de no deberle ni un duro a nadie. MENTIRA. La única verdad es que no era un duro, sino mucho más. Durante años supo ocultar la verdad a la mayoría de los béticos, pero ya no hay más. Cuando vio que el equipo no lograba el ascenso decidió ¿vender? para no tener que poner nada de su bolsillo y ahora el Betis tiene el enorme riesgo de poder descender a Segunda B por las denuncias de sus jugadores. Lopera es culpable primero de fichar a jugadores con fichas desorbitadas y después de no pagarles lo pactado. Y mención aparte merece Luis Oliver. Nada más llegar, se propone entrar en Ley Concursal supuestamente para asegurar los pagos a los futbolistas, pero también es mentira. Desde la AFE dejan claro que si se acogen al concurso de acreedores será mucho más complicado cumplir con los pagos. Los futbolistas van a aguantar un tiempo, pero se cansarán más bien pronto que tarde, sobre todo los que ya se han marchado de Heliópolis.

La pena es que el Betis nunca pueda vivir tranquilo y todo el mundo lo conoce por los problemas extradeportivos. El bueno de Pepe Mel ya no sabrá que inventarse para tener absolutamente involucrados a sus futbolistas, pero es que tiene el enemigo en casa. Los dirigentes no pagan, se niegan a las Juntas de Accionistas e incluso critican a jugadores (léase Emaná) que ahora deben ser los que les saquen las castañas del fuego. El caso es que la solución está en los pies de una plantilla que no sabe si cobrará. Si suben a Primera se habrán terminado gran parte de los problemas (no todos), pero si no lo logran será una catástrofe. Aunque muchos béticos ya están decididos a ver a su equipo dónde sea, la categoría da igual, pero con dignidad y la cabeza bien alta, algo que a día de hoy no pueden hacer.