Conscientes de la necesidad de la implicación de las familias en los centros educativos y de las múltiples ventajas que provoca en la educación en general, en esa época teníamos entre manos varias investigaciones que giraban en torno a ello y a esclarecer las causas que influían en el grado de participación de éstas en las escuelas. En este sentido nos propusimos investigar sobre si lo que las familias entendían por participar en los centros educativos podría ser un aspecto que ayudara a entender, posteriormente, su acción en los mismos. Puesto que, nuestra hipótesis principal se centraba en la convicción de que la participación de las familias se vería influenciada por la visión que éstas tuvieran sobre su rol en el escenario escolar. Para ello expusimos la siguiente pregunta a las familias que colaboraron en el estudio:
[CENTER]“Indique, según su opinión, cuál debería ser la labor de la familia en el centro educativo”.
[/CENTER]
El análisis de las respuestas dio lugar a la detección de un patrón, en función de las concepciones mostradas por las familias, que daba como resultado una clasificación de cinco modelos de participación.
El primer modelo, Minimalista, se caracteriza por unos bajos niveles de implicación en los que las familias se limitan a participar lo mínimo posible partiendo de una concepción basada en que la acción en los colegios es función de los docentes y no de ellos, lo cual tiene como consecuencia una presencia inexistente.
El segundo modelo, lo denominamos Informativo porque se basa en el interés por parte de las familias en la aclaración sobre el proceso educativo de sus hijos e hijas pero sin llegar a mostrar presencia en la escuela.
Con el modelo De respuesta es cuando ya se puede empezar a vislumbrar algo de participación de las familias en los centros educativos pero por petición de los mismos. En este sentido la familia colabora siempre y cuando sea la escuela quien requiera de ellas.
En el modelo Impulsor se cambia el origen de la iniciativa que pasa de ajena a propia. En este grado las familias no esperan a que los colegios pidan su colaboración sino que ellas son conscientes de que deben participar en la escuela.
El quinto modelo, Engranaje, supone el mayor grado de implicación familiar y parte de la concepción del espacio escolar como un escenario en el que conviven varios agentes educativos de igual importancia y con la necesidad de colaborar conforme a un objetivo común.
Este hallazgo confirma la existencia de diversas concepciones en cuanto a la participación de las familias en el espacio escolar, contrastándose así la hipótesis en la que giraba este estudio. Estos conceptos subjetivos pueden suponer uno de los elementos clave a la hora de explicar los bajos índices de participación de las familias en las escuelas al igual que pueden mostrarse como aspectos interesantes para mejorar la participación cambiando el concepto sobre el propio rol.
A día de hoy todavía queda mucho por hacer en cuanto a este tema, sin embargo, esta investigación ayudó, entre otros aspectos, a profundizar sobre la cuestión y a confirmar la influencia que las concepciones tienen sobre nuestros actos. Por ello, resulta de utilidad el conocimiento generado en cuanto a la potencialidad de las acciones que pueden surgir para aumentar algo tan necesario en la actualidad como es la participación de las familias en la rutina de los centros educativos.
Fuentes:
- Colás-Bravo, P. y Contreras-Rosado, J. A. (2013) Modelos de participación que subyacen en la relación de las familias con los centros educativos de Educación Primaria. En el II Congreso Internacional Multidisciplinar de Investigación Educativa celebrado en Tarragona, España.
por jose1907
@contrerasrosado
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