Unos 794 kilómetros separan Gijón de la Ciudad del Betis. Y por primera vez después de decenas de desplazamientos acompañando a mi club por toda España y parte de Europa puedo decir que el pasado fin de semana, en esta histórica villa del Principado, me sentí más en casa que nunca.
Fue mi tercera visita a El Molinón pero, al igual que para cientos de béticos, seguro que la más especial. Y no por una victoria que supone un golpe en la mesa en la lucha por el ascenso, ni por la remontada, ni por el golazo de Xavi Torres, sino porque los sportinguistas demostraron con creces su señorío y, sobre todo, su exquisita amabilidad.
Porque Gijón y el sportinguismo, que vive y padece una delicada situación extradeportiva por la desastrosa gestión de sus dirigentes, se volcaron con cada uno de los béticos que desafiamos la climatología y la distancia para vivir un fin de semana que resultó inolvidable.
Creo que a muchos de nosotros lo que menos nos importó fue el resultado. Personalmente me quedo con esas “pequeñas cosas” de las que hablaba Serrat en sus canciones a comienzos de los 70. Con momentos y vivencias en una ciudad cautivadora y en un estadio histórico y mítico como pocos.
En Gijón pudimos ver bares con banderas de ambos equipos, sentimos un respeto hacia nuestro equipo y nuestra tierra que en algunos casos se tornaba en admiración. Y comprobamos que el fútbol también tiene su cara bella, alejada de rivalidades banales e improductivas.
Era imposible sentirse incómodo tratando con familias y grupos de amigos que, al ver una camiseta o bufanda del Betis sobre tu cuello, se acercaban a preguntarte cómo habías realizado el viaje, a avisarte de los peligros de la sidra o a decirle al camarero que te llenase el vaso, que corría de su cuenta.
Los gijoneses son los mejores anfitriones que he conocido y por aquel gol de Chéryshev en el 97, por afinidad como clubes históricos o por otros motivos, se ha forjado uno de los hermanamientos más sinceros que he visto nunca en nuestro fútbol.
Así que no queda otra que corresponderles cuando a comienzos de junio sea ‘La Mareona’ la que realice el camino a la inversa. Y ojalá, para celebrar un ascenso conjunto que tanto en Gijón como en Sevilla nos merecemos.
By Arunda - @MGuerreroYuste