Sostiene los hilos del Betis a ritmo de récord. Ha domeñado con habilidad un vestuario tradicionalmente enrevesado. Ha lidiado con una situación institucionalmente muy compleja. Y, sobre todo, ha dotado al equipo de un estilo de juego. Hoy, con el ascenso en la mano, el bético tiene muy claro a qué juega su equipo. Hasta Pep Guardiola ha elogiado el fútbol que va a llevar al Betis a Primera División.

En absoluto ha debido ser sencillo. Pepe Mel aterrizó generando dudas en Sevilla. Más que nada por llegar de la mano de quien llegó, pero su beticismo y su carácter abierto, sin dobleces, le valió para conquistar almas verdiblancas. Con todo, la verdadera prueba de un entrenador se libra sobre el césped. Y ahí gana ya por goleada.
Como buen técnico, él sólo pensará en el partido de Córdoba. Pero, cuando logre el objetivo, hasta podrá echar mano de un número redondo como acicate para su gente. El juego del Betis, ese fútbol ambicioso, protagonista y ofensivo que se reveló válido también frente a Zaragoza, Getafe y Barcelona, ha dejado por el momento 85 goles, 72 en la Liga y 13 en la Copa del Rey. La media es de casi dos por partido. Hoy, le quedan 6 encuentros para sumar 15 más y llegar a los 100.

Nunca vendaval similar en la historia del Betis. Cifra mágica para recordar un ascenso. Rubén Castro, Jorge Molina, Emana… Ellos anotaron goles por doquier. Pero Mel es el hombre de los 100 goles. Aunque su equipo se quede a las puertas.

Javier Mérida