En el trileo, se utilizan técnicas de distracción, se trata de embaucar a los que nos observan, técnicas de subterfugio que con unas gotas de pericia y por qué no decirlo ingenio dan como resultado el hecho de que aquellos que nos rodean sólo vean aquello que queremos mostrar por encima de la realidad que nos afanamos en ocultar para el beneficio propio, si recurriéramos a los siempre acertados dichos populares, sería aquello de conseguir que los árboles no nos permitiesen ver el bosque.
Por desgracia esta pequeña introducción es la sensación que me deja todo lo que envuelve al Real Betis Balompié en los últimos tiempos, medidas populares para tapar otras vergüenzas, consejeros con voz y mando en plaza sin masa accionarial pero a la caza de ellas, luchas internas de poder y cooptaciones varias, pero sobre todo oscuridad, trabas e impedimento a todo lo que dicta la Justicia, si el último episodio parecía ser la reestructuración del Consejo de Administración, con nuevo Presidente a la cabeza, dimisiones de consejeros que obligan a la entrada de algún otro nuevo, por estatutos el consejo no puede estar formado por tan bajo número de ellos, y sólo se escucha la palabra de moda en nuestro Betis, la cooptación, no creo ya que ningún bético desconozca el significado de esta palabra, algo que debería ser una medida eventual o excepcional se ha convertido en norma en pro de la ratificación en el mando del Sr Oliver, y la desaparición del tan cacareado consejo democrático que nos vendían en su entrada en escena, ¿Nadie se ha planteado que la situación del consejo debería ser dirimida en una Junta General de Accionistas?, ¿Y el motivo por lo que retrasan lo inevitable?, como esto, tantas y tantas cosas que se tapan con anuncios de descuentos de entradas, bonitos autobuses y medidas varías que no por necesarias deberían obviar el mal de fondo .

Lo último que ha salido a la palestra es el cambio de nombre de nuestro estadio, y he de reconocer que me ha tocado la fibra sensible, ya que ha conseguido que me encuentre en una paradoja, por un lado siento tristeza por el enésimo truco para embaucar a la familia bética, esta vez con un hecho necesario y añorado por muchos como símbolo de un verdadero Betis libre de cargas del pasado, un Betis por y para los béticos ,mientras que por otro lado, ardo en deseos de volver a pisar el Benito Villamarín, el que nunca dejó de ser por más que algunos intentaran bautizar proyectos inconclusos.

No soy nadie para decir a mis hermanos, amigos e iguales Béticos que deben hacer, si deben votar o no, pero si puedo expresar mi opinión con la libertad que este medio me permite, casi todos estamos de acuerdo en que hay que cambiar el nombre del estadio, pero en mi opinión personal, hay que hacerlo cuando estemos seguros de que no existen penalizaciones económicas impuestas de forma interesada, cuando se ratifique en junta de accionistas y se proponga un referéndum, por qué no, con propuestas comerciales que tal vez alivien las maltrechas arcas del club, todo ello desde la estabilidad institucional necesaria y que detenga la sangría que sufre nuestro Real Betis desde hace años a la luz de los informes periciales, cuando los béticos en definitiva conozcamos el estado real de nuestro club y decidamos en asamblea el orden de prioridades para su restablecimiento , permitidme que utilice un símil como ejemplo; cada cual puede elegir que hacer con su casa, pero yo opino que arreglar la fachada de mi casa, cuando el mal reside en los cimientos sólo es una forma de mostrar al exterior una solidez que contrasta con la debilidad de la estructura interior que se va resquebrajando y no me preocupo de apuntalar.

Que cada cual decida lo mejor libremente y tenéis todo mi respeto, pero yo no quiero participar de pantomimas ni de que mi sentimiento sea un juguete roto en manos de quien no entiende lo que hemos pasado en nuestros más de cien años de historia.

¡¡¡Viva el Betis manquepierda!!!
Y ahora más que nunca: ¡¡Viva el Betis libre!!

By Serbet