Hoy 6 de enero, es día de ilusión para esos críos que se han levantado y han descubierto que se escondía tras los papeles de regalo que habéis dejado bajo el árbol. Mi alma verdiblanca debería haber recibido ya lo que desea. Pero no es hoy cuando debe entregarse, si no en los próximos meses y años cercanos.
Como bien recordáis, os pedí lágrimas para todos los béticos. Pero no las lágrimas que últimamente estamos acostumbrados a derramar, de puro sufrimiento e impotencia, sino lágrimas de alegría, esas que se derraman de incredulidad y de emoción en los mejores momentos.
Os pido que no volvamos a alzar los brazos en mucho tiempo para llevarnos las manos a la cabeza, sino para llevarlas aún más alto, con los puños cerrados y la sonrisa de la victoria en nuestros labios.
Ojalá pudierais mostrar a nuestro Betis la senda de la victoria y la libertad, de donde jamás deberíamos habernos marchado. Lo importante no es permanecer con mas o menos suerte. En este momento, lo importante es aparecer de nuevo en ese camino. Quizá el día de mañana nos lleve a un Real Betis Balompié del que podamos estar completamente orgullosos.
Por favor, si es posible y aún cabe en los sacos de vuestros camellos, les pido a SS.MM que los corazones de todos lo béticos sigan acelerándose al borde de la locura y el infarto. Pero que deje de ser por la agonía de los últimos minutos, por los disgustos y por las derrotas que nunca deberían haber ocurrido, que por una vez sea por regates desbordantes, por goles asombrosos, por jugadores que se llevan la mano al pecho y por gradas que revientan de alegría gritando al unísono un gol vital en el último minuto a nuestro favor.
Que las gradas se llenen de abrazos entre hermanos de unos mismos colores y que los críos recojan el testigo de generaciones de béticos con el máximo orgullo posible. Para que sepan por qué sus abuelos y sus padres vibraban al compás de un mismo sentimiento, y por qué ahora siguen abatidos y desconsolados el triste rumbo del Real Betis Balompié.
Y por último y más importante, me gustaría que el honor, la humildad y la libertad fueran las banderas que guiaran a un equipo centenario tan malherido como el nuestro. Ojalá pudiéramos conseguir que el vello de nuestros brazos volviera a erizarse y sentir ese escalofrío en la nuca, cantando tu himno y alzando al viento la bufanda verdiblanca en mitad de una gran victoria. Así podríamos acordarnos y sentir lo que sintieron y sentirán cada uno de los béticos del cuarto anillo y todos los niños que continuarán con tu leyenda.
No necesito que al menos uno solo de mis deseos se cumpla hoy, sino que nos acompañe en los próximos meses y años para recuperar lo que es nuestro, recuperar todo el honor y orgullo que jamás debería haber sido lastimado. Hoy es casi imposible pensar en algo glorioso. Pero se nos olvida que no hay nada más glorioso que el nombre de nuestro Betis, y que aunque parezca increíble, se levantará como siempre, tarde o temprano, para tumbar a aquellos que han intentado manchar su gloria.
Con un cordial saludo y la promesa de que si cumplís nuestros deseos nuestro sentimiento no vajará a oriente, sino a todo el universo, termino de escribir esta carta, con mi alma verdiblanca a punto de rendirse porque ya no aguanta más. Aún así, estoy segura de que seguirá resistiendo lo imposible por ver cumplidos mis deseos, que son los deseos de cientos de miles de béticos que comparten una misma ilusión.
Por el Real Betis Balompié. Para que vuelva a ser lo que fue.
HaushinKa
PD: Gracias por leerlo.
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Queridos Reyes Magos…
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