Esta mañana me desayunaba con una noticia relacionada con petisús. Normalmente la palabra “petisú” referida al Betis me parece desacertada, cómica e incluso ridícula. Pero ahí estaba, en boca de un señor que no se sabe todavía con qué intención sacó lo del Jeque, lo alimentó, lo mantuvo e incluso lo fotografió. No al Jeque, sino a un pobre diablo del que nunca más se supo porque, o estará en Bagdag u Omán o simplemente volvió a su vida normal del Aljarafe sevillano. Eso sí, con una camiseta del Betis con un 90 a la espalda y el señor del periódico, limpio de polvo y **** comiendo todos los lunes con el garante de la “dignidad” bética allá en la raza.

Pues a lo que iba, quien publica no lo hace sin saber. O mejor dicho, lo hace a sabiendas, y ahí estaba de nuevo la frasesita: Y Lopera prepara otro ‘petit suisse’.

Mañana, de nuevo a la raza, con el señor de las ondas, a disfrutar de otra opípara comida a costa de radio Betis, que no olvidemos, es la radio de los Béticos. Igualmente que esas primas que ofrece el máximo accionista sale de la hucha del Betis, no de ningún bolsillo sin fondo especial del máximo accionista, demostrado y archidemostrado en las cuentas de nuestro Betis.

En fin, Jeques y periodistas de medio pelo al margen, vi al Betis allí abajo, en el cesped, desdibujado… Alguien vió alguna amarilla al Betis? Exacto, es directamente proporcional a las narices que los jugadores le echaron al partido, CERO. El Atlético parecía un equipo al que era fácil empatar, pero delante tenía a un Betis que era imposible que marcara. Pa colmo en el medio tiempo nos quieren quitar el edor que tiene este Betis en sus entrañas con una publicidad hecha bolas inmensas de Nivea Desodorante… Qué pena que sólo sirva para el sobaco y no para el alma. Seguiré con el mío de marca blanca, la crisis es la crisis.

Como podrán observar, hablo poco del partido porque es que era insufrible. Cualquier roce en la grada recibía más atención. Y mira que hacía buen tiempo para el fútbol, pues ni eso. Y mira que Emaná pedía el cambio a gritos, pues ni eso. Los cambios en el 83 (alma de cántaro), salvo el obligado de Edú. Pero si el equipo pedía un revulsivo, que incluso hubiese mejorado con el utillero… Pues no.

Y en 7 minutos Odonkor no le da tiempo ni a calentar el motor, Rivera centra dos veces atrás y se acaba el partido. No voy a olvidar el penalti no pitado, obviamente, pero hoy ni el árbitro ni el mismísimo Diós de las Tempestades nos podía ayudar… Y llegó el 89 y Forlán mete de nuevo, tras el del 17 y casi nos hace un triple, buscando su pichichi y nosotros, a base de gritos, pancartas, miradas al cielo, al palco, al banquillo y al pobre Palmerín dónde está el mejor equipo de la historia, el que iba a pillar a no sé quién e iba a Europa. ¿Dónde? Quizá en las pesadillas de una pobre limpiadora maltratada por un señor con mostacho. Quizá.