El bético de nuevo ante otra prueba a su beticismo. Esta vez el bético se pregunta qué pasaría si pudiésemos ascender en los despachos. Y el bético se da respuestas para todos los gustos. Subir así sí, subir así no, subir así puede, subir así, a lo mejor. Pero en definitiva, la pregunta a la que responderse es si el bético quiere que su equipo suba en los despachos.

Mi respuesta como bético es sencilla y a la vez difícil. Quiero al Betis en Primera, pero al mismo tiempo quiero un Betis de Primera. Porque un Betis en Primera sin ser de Primera es un Betis que lo han dejado solo, cojo, tuerto, para enfrentarse a otros 19 equipos. Un Betis en Segunda pero siendo un Betis de Primera da la confianza a los béticos de que el trabajo, la honradez y la lucha son las señas de identidad para subir.

Dicho esto, podemos interpretar las leyes de mil maneras, que al final todas serán justas e injustas al mismo tiempo. Y serán otros las que las interpreten por nosotros, e impartirán una justicia deportiva que a todas luces siempre está marcada por la sospecha. Porque si entran en las ecuaciones a resolver los poderosos la incógnita siempre se despeja en una constante en la que salen beneficiados.

Las normas están para cumplirlas, estoy totalmente de acuerdo. Y también estoy de acuerdo que son el trabajo, la honradez y la lucha las señas de identidad para subir. Tres patas para un banco en el que devolver la confianza perdida a los béticos. Una confianza que nos puede hacer sentirnos un Betis de Primera, que no necesariamente es un Betis en Primera.