Yo sé que renunciar a algo creado con cariño y después de haberle dedicado horas no significa mucho.
Yo sé que crear una asociación de amigos del centenario no significa mucho.
Yo sé también que aparezca un grupo de béticos que estudian las cuentas del Betis y nos lo cuentan no significa mucho.
Yo sé que la fuerza dentro de una junta de accionistas no es mucho.
Igualmente sé que unir un 5% del accionariado del Betis cuantitativamente no parece mucho.
Por supuesto protestar en la puerta de las falsas oficinas del Betis parece que no es mucho.
Organizar actos para nuestros jugadores y personajes emblemáticos y con ello para el beticismo no parece mucho.
Luchar por crear sitios de opinión y defenderlos a pesar de todo no es mucho.
Que los propios sitios de opinión se queden mudos un día no es mucho.
Que se visiten peñas y se es explique los vericuetos del Betis no parece mucho.
Incluso parece que 60000 béticos en la calle con una sola voz no ha hecho mucho.
Y ver que gentes de un beticismo atroz rompan su linaje con su número de abono por el Betis tampoco parece mucho.
Que quienes denuncian a los béticos no ganen los juicios no significa mucho.
Que quien insulta a los béticos tenga que pagar un simbólico euro no es tampoco mucho.
Que docenas de béticos a través de cartas al director expresen su hastío no es tampoco mucho.
Que el campo sea un clamor cuando el Betis gana de verdad y grita el VETE YA no parece mucho.
Que la jueza nos muestre una y otra vez que del 92 para acá a pasado de todo no importa mucho.

Muchos dirán que todas estas cosas y muchas más no parecen mucho, pero se equivocan. Se equivocan de cabo a rabo. Todos esos poquitos están haciendo que el Betis sobreviva, muestre que va más allá de la machacona manera de verlo como todo lo más alejado a un club de fútbol.

Poco no hace mucho, pero podemos tener la completa seguridad que muchos pocos hacen muchísimo.