Sí, lo importante es el resultado. Sí, el del global de la eliminatoria.
Sí, era prácticamente imposible remontar un 5-0 al Barcelona.
Exactamente, incluso de habernos puesto 3-0 en un cuarto de hora, era prácticamente imposible remontar un 5-0 al Barcelona.
Sí, estamos eliminados de la copa.
Sí, los otros sí han pasado a semifinales.
Sí, seguimos en segunda división. Y sí, aún queda toda la segunda vuelta para ascender.
No, ganar al mejor equipo del mundo no es ningún título.
No, ganar al mejor equipo del mundo no era suficiente para seguir en esta competición.
No, no se arregla nada del club en lo institucional con lo vivido en estos dos partidos.

Lo que quieran, pero en todo lo demás mandamos nosotros, y ayer en un partido que era virtualmente un amistoso, las gradas del villamarín se sintieron alegres y orgullosas como pocas veces en estos últimos años. El beticismo se sintió plenamente vivo, por fin. Y con todo el derecho del mundo, más cuando ese derecho se le ha negado tanto tiempo desde las mismas entrañas del club.

Y no, claro que no vamos a admitir lecciones sobre lo que tenemos que sentir o pensar y lo que no. Ya no. El beticismo se siente plenamente vivo. Y dueño de su destino. Y de su club. Y por supuesto de sus emociones. Así que repito. Lecciones, ni una. Que algunos se tenían que ver hace unos años, no tantos como quieren pensar.

Somos béticos, con todas las consecuencias, en lo bueno y en lo malo. Y no necesitamos permiso ni aprobación de nadie para serlo. Ni para sentirnos contentos. Y mucho menos necesitamos maestros.

¿Es poca cosa haber recuperado nuestro clásico y bien entendido Manquepierda? ¿Nuestra mismísima esencia? Pues eso, que lecciones ni una, y que quien no lo quiera entender, que no lo entienda, que tampoco se lo hemos pedido.

VIVA EL BETIS.