Siempre igual. La “maldición” a la que hizo alusión Miguel Cuéllar volvió a revolotear por el club verdiblanco como tantas veces ha hecho. El día de todos los Santos era recordado por todos los que sienten en verdiblanco por la pírrica (sangre, sudor… y dos lesionados de gravedad) y épica victoria frente al todopoderoso Chelsea en Heliópolis. Uno de los hitos más importantes de la historia del club y, probablemente, el último día que muchos recuerdan con una sonrisa tras cinco años de bochornos y calamidades. Pues bien, a partir de ahora estará en nuestra memoria por la desgraciada muerte de Juan Manuel Gómez Porrúa. Un hombre desconocido hace tan sólo cuatro meses, pero que en este tiempo, ha hecho por el Real Betis Balompié mucho más que otros en muchos lustros.

No era bético de nacimiento, pero como otros muchos ya lo era de adopción. Sólo necesitó cuatro meses para darse cuenta que sus principios y valores eran los mismos que los de esta forma de vida llamada Betis: honradez, trabajo y humildad.

Para muchos, era el “fichaje” perfecto para los duros tiempos que se avecinan. Para otros, el “arquitecto” del nuevo Betis que todos ansían con esperanza e ilusión. Con su pérdida se abre un gran hueco en el futuro verdiblanco, pero no hay de que preocuparse. Si de algo se ha caracterizado este club “maldito” y su afición es por levantarse cuando peor pintan las cosas, cuando el golpe es más duro o la situación parece que no tiene solución. Por ello, los béticos como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas, no sólo llenarán ese hueco, sino que unidos llevarán hacia delante los proyectos e ideales de este magnífico abogado en pos de un Betis libre y digno.

Qué mejor homenaje para un hombre que, allá donde esté, estará recibiendo agradecimientos de aquellos que forman el “cuarto anillo” y tanto hicieron a lo largo de más de cien años por este club.

Ayer nació el “espíritu Porrúa”. El catorce de diciembre seguro que ve la luz el “nuevo Betis”.

Descanse en paz.

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