He mirado por encima los nuevos bestsellers impulsados por los abuelos y por personas como el "mester de progresía" Sr. Garzón cuya autoridad moral me parece bastante discutible. No niego que ha hecho cosas de importancia por los derechos humanos pero creo que su ego le suele traicionar. Y el hombre no es capaz de descansar. Respeto muchísimo a José Luis Sampedro pero todavía ando confuso con la solución final de Sampedro de que los jóvenes nos montemos en una barca y unos rememos para adelante y otros para atrás para que de vueltas alrededor. Suena divertido y de futuro, sobre todo para las "generaciones nuevas" (el orden de los factores si altera el producto en este caso). Seguro que a mi hija le encantará esa atracción y espero que nos den un buen chubasquero.

A mi por encima de estos textos de análisis de obviedades, lo que si me parece revolucionario es que estos libros los veas en los escaparates de las tiendas y cuando llegues a casa te metas en el ordenador y al rato los leas en el ebook o en la pantalla de forma gratuita. Eso para mi si que es una verdadera alquimia revolucionaria. Y desde luego desconfío de entrada, de alguien que para la solución de esta gran crisis, sugiera ideas pero siga suspirando por la novela del siglo XIX y con el placer del olor a papel, gastándose impunemente el dinero que cuesta cada uno de estos panfletos. Esa persona nada nuevo tiene que decirme. No veo a los chicos arabes cuya lección tanto nos recuerdan, pasando por caja.

¿Quien traerá la solución? Pues los jóvenes, pero desde luego el futuro no es de los abuelos que hacen un análisis desde la experiencia y a toro pasado. Y aunque todo sea cíclico, aquí están pasando cosas nuevas y no cabe anclarse en las batallitas ni en la experiencia. Yo pienso que el mundo no está cambiando sino que ya ha cambiado y que estos textos nacen obsoletos, al igual que los planes educativos lo son. Personas que por tradición cultural no pueden ver que hay una cultura nueva, intelectuales nuevos que no necesitan verse realizados en formato papel que ya no es el formato "progre". Y esto no es algo que yo haya soñado esta noche o que me haya sido revelado por una divinidad, es algo que está escrito en el Evangelio, aquello de los vinos nuevos y los odres viejos.

San Vicente Verdú, patrón de este blog, que Dios lo tenga en su gloria terrenal, persona no sospechosa de beaterías, y que sigue siendo progresista, porque está sabiendo adaptarse a los nuevos medios, también lo cree y así lo ha dicho en su blog (entrada del 4 de abril):

Lo que más confunde a estas bravas gentes es no tener en cuenta que la cultura ha mutado y es inapropiado seguir reclamando mejoras y excelencias a un modelo que ya no existe. Sin embargo el que realmente existe y crece ni les interesa ni lo entienden. Como efecto determinante y casi físico es que literalmente "no lo ven". No ven en los cambios una mutación de la cultura sino tan sólo una desaparición de la cultura más un sombrío y hasta negro panorama de todo cuanto importaba. En la penumbra o en la oscuridad de esa visión se halla la difícil inteligibilidad de lo que sucede. La insoportable pestilencia de la degradación moral e intelectual que ellos creen detectar por todas partes les impide incluso husmear en sus entresijos.

Hay muchas esperanzas puestas en los nuevos medios, pero sin duda con las redes sociales estamos más controlados que nunca y los poderes no van a facilitar una revolución o insurrección pacífica que los quite de la escena política, de su modus vivendi, su empleo, que en algunos casos es el de conferenciante, tertuliano, presidente de fundaciones y demás organizaciones que buscan subvenciones "ad hoc", etc.

Yo me pregunto si el verdadero cambio no sería el de que se acabaran todas las subvenciones y salarios existentes en la res publica, de manera que el sueldo de cualquier empleado público fuera el mismo, con independencia de su función. Y que los políticos tuvieran que picar diariamente un par de horas en un chat público con acceso para todos, como parte del contrato social. Ya no hace falta para ser político vestir trajes como los de Camps, ni viajar en primera, ni tener que asistir a miles de actos "representativos" mientras otros hacen el trabajo. No. Con Internet el político puede ser obligado a trabajar de verdad, desde el ordenador de su casa y representar a sus votantes "escuchándoles" en facebook, sin más dispendios.

Esto sí es una revolución pero como los políticos no perderán sus privilegios, ni su papel de actores en ese falso teatro, no se si la solución vendrá en tirarse al monte, en volver a la clandestinidad, en que corra sangre como ha pasado siempre con las revoluciones, aspirar a la anarquía, a las falanges... Odres viejos tiñados del rojo sangriento de nuestra bandera.

También cabe la posibilidad de pintarnos de amarillo y dibujar esos carácteres mandarines que tanto les gustaban a Tapies y Feito y que en realidad será nuestro alfabeto, no lo se. Les hemos dado todas nuestras fábricas a un pueblo milenario para ahorrar costes en personal y ahora lo mismo ellos, en señal de agradecimiento nos devuelven su cultura tradicional y su vocación por el trabajo impuesto, a cambio de unos salarios todavía más bajos que los suyos. Cantes de ida y vuelta.

Como dice Verdú en su entrada de hoy, la edad y la enfermedad también se tiñen de amarillo, como el reverso de la buena salud y la bondad de la vida, y al final, el amarillo cubre siempre la piel de los cadáveres.

La enfermedad de Occidente se manifiesta en ese color amarillo de todos los productos de nuestro nuevo estado de malestar. El sudor, no de nuestra bandera, sino del pueblo chino, empieza a dejarnos un olor poco agradable y unas perspectivas inciertas ya que a los españoles ni nos corre sangre por las venas (la que nos queda está diluida por el alcohol del botellón o del brindis por el pelotazo inmobiliario), ni tenemos con que sudar, ya que con 5 millones de parados y el agotamiento de las chapuzas, sólo nos queda conformarnos con el sudor del running. Las vamos a pasar moradas, y sin necesidad de bandera tricolor.

El futuro pinta de amarillo, mal. Por tanto, volvamos a nuestro presente más cercano y al motivo de esta entrada que son esos alegatos superventas, y que están bien para las arengas políticas de estos días. Todos los partidos se los apropiarán como suyos y los sacaran a relucir en el mitin del pueblo. En el mío, UPyD, también hay mucho "iluminado" de copia y pega que ha encontrado su hueco para las locales y alguno habrá que se avale en estos librillos, pero agradezco no ver las firmas estampadas de Vargas Llosa, Iwasaky, Pombo, Boadella, Gorriarán, Savater, etc en esos escritos. Creo que somos muchos los que cada día nos planteamos si con las instituciones que tenemos, se puede hacer algo que merezca la pena. En ello estoy e intento averiguarlo dentro de un partido político poco convencional y con un éxito a corto plazo complicado, que es lo que más me atrae, porque de su falta de popularidad en las urnas, vendrá la limpieza cualitativa de sus miembros.