Hace unos días, me comentaba un amigo que le había extrañado que no hiciera una entrada sobre la muerte de Delibes.

No la hice puesto que no me acordaba demasiado de sus libros. Ayer me terminé de leer "El disputado voto del Sr. Cayo" y he vuelto a recordar su inconfundible estilo, estaba en el disco duro, sólo hacía falta refrescarlo.

Un libro corto y directo, que yo sabía que me iba a hacer plantearme cosas. La naturaleza en primera persona y una profunda reflexión sobre los políticos y su intento de conseguir votos como sea. El libro me lo regaló otro buen amigo y me ponía en la dedicatoria que puede que el verdadero fin de la política sea convencer al Sr Cayo, un personaje de más de 80 años que no necesita de la civilización.

Los candidatos a las elecciones del 77 en su afán por dar mítines en todos los pueblos de Castilla, llegan a un pueblo abandonado donde vive el Sr Cayo y donde sólo hay otro vecino con el que no se habla. Este señor vive su vida en paz, se hace su pan, se procura su comida en su huerto y pescando en el río, sigue viviendo las tradiciones como si el pueblo siguiera habitado, y sólo conoce del exterior bajando a un pueblo vecino cada 15 días donde para un representante de bebidas con el que se fuma un cigarrillo y le cuenta como van las cosas.

El candidato a diputado por el partido comunista, se maravilla del estilo de vida, y justo cuando se van a marchar aparecen otros candidatos supuestamente de extrema derecha que acaban dándole una paliza al comunista, que sigue filosofando sobre lo absurdo de intentar convencer a una persona que es feliz con promesas de progreso, que en realidad son un intento de tener poder como le advierte el Sr Cayo.

La política y sus ideas como una mera excusa para tener poder. ¿Merece la pena convencer al Sr Cayo o más bien nuestra sociedad debería volver a los viejos principios? Volver a la madre naturaleza.

Siempre me ha fascinado la idea de los antiguos abogados griegos que vivían 6 meses en contacto directo con la naturaleza y otros 6 meses ejerciendo en el foro.

Ahora me voy unos días a un pequeño pueblo entre montañas, una reserva natural antropológica donde ha habido muy poca evolución tras dejar de ser sitio de paso por el cambio de trazado que supuso la autovía. Haciendo deporte me plantearé una vez más todo ésto de la política, que poco a poco voy conociendo. Es curioso que desde he tocado asuntos políticos en el blog, ya casi no tengo comentarios en las entradas, cosa por otro lado lógica. Buen sitio el campo para refugiarse de esta crisis que es mucho más profunda que la económica.

Puede que la idea del médico protagonista de Milan Kundera de volver a la naturaleza tras la primavera de Praga sea la correcta, pero al final para un ciudadano normal con su familia no es más que una utopía. Eso sólo se pueden permitir los artistas o bien alguien perseguido o con problemas familiares. Estamos como los cangrejos del Sr Cayo atrapados en la red y sólo servimos para darle gusto al arroz.