Una hora duró el sueño bético en el Camp Nou. Una hora donde el equipo verdiblanco se llegó a poner hasta dos veces por delante en el marcador. Una hora donde el mejor jugador del mundo vio el partido desde el banquillo. Y en pocos minutos, todo cambió.
Porque el sueño se empezó a desvanecer cuando Lionel Messi saltó al terreno de juego. Su primer toque a la pelota se convirtió en un soberbio gol. A partir de ahí, el equipo verdiblanco apenas creyó en igualar el partido.
El partido de los verdiblancos no fue tan malo como algunos opinan. Ponerse dos veces por delante en el marcador no es cuestión de suerte, y menos en el Camp Nou. Cierto es que el equipo culé tuvo sus opciones de haber marcado algún gol más durante la primera mitad, pero siempre existe la figura de un guardameta y que el delantero de turno no tenga su día. Todo eso se mezcló junto a tres aproximaciones verdiblancas convertidas en dos tantos. El Betis se caracterizó en la primera mitad por lo que lleva llamando la atención durante toda esta temporada: su pegada, la misma que le faltó en la reanudación.
Sobresaliente el partido de Nosa Igiebor, tan criticado por muchos; letal, nuevamente, Dorlan Pabón; buen partido, con golazo incluido, del astigitano Rubén Pérez; y gran trabajo, una vez más, del alcoyano Jorge Molina, lesionado por el brasileño Adriano al filo del descanso.
El guardameta Adrián, con buenas paradas que evitaron un mayor número de goles del equipo blaugrana, pudo hacer algo más en los goles primero y segundo. Los laterales fueron superados una y otra vez por sus correspondientes extremos, y los centrales estuvieron faltos de contundencia de anteriores partidos. El almeriense Salva Sevilla volvía a la titularidad, y salvó un remate en la primera mitad que salvó Pinto, poco más se le vio.
El resto de suspenso, con especial mención para dos estandartes del equipo: Rubén Castro y Beñat. El canario ha dejado de marcar y eso el equipo lo nota. Por su parte, el vasco, que comenzó el encuentro desde la suplencia, apenas tuvo protagonismo en la reanudación cuando sustituyó a Jorge Molina.
Todo el mundo contaba con la derrota en Barcelona. Pero con lo que todo el mundo cuenta también es con la victoria ante el Celta de Vigo. Solo valdrá ganar. El equipo, si quiere seguir con el sueño y objetivo europeo, no puede permitirse más tropiezos, sobre todo en el Villamarín. Los rivales por detrás se acercan. Aunque lo mejor para el equipo verdiblanco es que depende de sí mismo.
En el Camp Nou fue bonito mientras duró. Que siga siendo bonito en Liga hasta el final del campeonato.
Miguel Díaz
Colaborador de Betisweb
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