En Orihuela (Alicante), el 30 de octubre de 1910, nació Miguel Hernández en el seno de una familia de ganaderos humildes. Aunque destacó muy pronto como estudiante en el colegio de jesuitas al que acudió en su más tierna infancia, su padre le obligó a abandonar los estudios para dedicarse al pastoreo, rechazando una beca que le habían ofrecido para seguir formándose.
Ávido lector y autodidacta, Miguel Hernández compagina el trabajo con sus estudios de Derecho y Literatura, siendo autores como Virgilio, Verlaine y San Juan de la Cruz sus primeros inspiradores; aunque tras sus primeros viajes a Madrid de la mano de sus amigos, entre los que destaca José Marín Gutiérrez -conocido como Ramón Sijé también, al que dedicó su famosa "Elegía" tras su muerte en diciembre de 1935-, entabla amistad con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, con lo que sus influencias literarias cambian. Encuadrado en la generación literaria de 1936, su militancia política republicana marca sus mejores libros y poemas, dedicados al pueblo y a la lucha contra el fascismo.
Alistado en el ejército republicano tras estallar la guerra, combate en los frentes más duros, el de Teruel y el de Jaén, aunque tiene la oportunidad de casarse con su novia, Josefina Manresa en mitad de la contienda. Su primer hijo, Manuel Ramón, fallece muy pequeño a primeros de 1938 -le dedica el poema "Hijo de la luz y de las sombras", y en 1939 tras concluir el conflicto, es detenido por la policía portuguesa en la frontera de Huelva y entregado a las autoridades fascistas y filonazis españolas, que lo encarcelan y condenan a muerte.
Conmutada la pena capital por la perpétua, vive en prisión en condiciones penosas donde destaca por su excelente comportamiento y compañerismo, inclusive reconocido por las autoridades carcelarias. Tras escribir sus inolvidables "Nanas de la cebolla", dedicado a su segundo hijo, Manuel Miguel, cae enfermo de Tifus en el penal de Alicante -pasó por el de Sevilla, Madrid y Ocaña-, cuadro que se agrava con una tuberculosis que le causa la muerte el 28 de marzo de 1942. Los presos le rindieron honores en el patio de la prisión.
Para el hombre, el eterno honor y recuerdo, para el poeta sus palabras invencibles:
Umbrío por la pena, casi bruno/ Porque la pena tizna cuando estalla/ Donde yo no me hallo no se halla/
Hombre más apenado que ninguno./ Sobre la pena duermo solo y uno/ Pena es mi paz y pena mi batalla/ Perro que ni me deja ni se calla/ Siempre a su dueño fiel, pero importuno./ Cardos y pena llevo por corona/ Cardos y penas siembran sus leopardos/ Y no me dejan bueno hueso alguno. /No podrá con la pena mi persona rodeada de penas y de cardos/ Cuánto penar, para morirse uno....
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Miguel Hernández, 100 años de vida.
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y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
De " LA SABIA SIN OTOÑO ", antología poética .
" LAS NANAS DE LA CEBOLLA " se las dedica a su hijo, despues de recibir una carta de su mujer,
en la que le decía que no comía más que pan y cebolla.
Comunista y poeta,culto a fuerza de ver la dura vida ante sus ojos.
Coloca en el google mi pueblo y su nombre y conocerás una historia mas en su penar por las carceles de andalucia y portugal.
100 años despues de su nacimiento en su orihuela natal lo quieren honrar los nietos de quienes lo mandaron fusilar.
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Sobre la pena duermo solo y uno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández El rayo que no cesa