A lo largo de los cien años que cuentan tu historia son innumerables los hechos que demuestran que las cosas que tienen que ver contigo transcienden más allá de lo meramente deportivo. Incluso el inicio de esta narración se muestra como prueba de ello, pues, al dirigirme a ti, lo hago en primera persona, pero es que, Betis, no puedo hacerlo de otra forma, eres más que mi club, eres mi pasión y te he querido desde que empecé a tener conciencia, a la vez que amaba a mis padres, te iba amando a ti y así fue porque ellos me lo inculcaron, eres más que mi equipo, eres parte de la sangre que le da vida a la efímera existencia de mi ser y serás mi legado y el legado de tantos y tantos béticos que sienten como yo, pues, cuando el fin de la vida nos llegue, tú transcenderás a ello y seguirás uniendo a nuestros hijos y nietos.
Y es que…el beticismo solo puede explicarse con una palabra, una definición pequeña pero de gran fuerza, la mayor de las fuerzas, el beticismo es una familia que si bien cuenta con miles de apellidos todos llevan la misma sangre, la verdiblanca.
Y qué gran orgullo el mío de pertenecer a esta familia…
Seguramente si contara mi historia muchos os sentirías identificados con ella, si os contara mis sentimientos seguro que muchos diríais casi al unísono “eso yo lo he sentido”, porque eso es lo que nos hace grandes, que nuestro corazón palpita con fuerza durante un partido, que somos capaces de reír y de llorar, de caer y levantarnos, se nos eriza la piel al escuchar su nombre y las lágrimas asoman a nuestros ojos ante el simple recuerdo de todo lo que nos ha ofrecido…¿quién puede decir que un club hizo disfrutar a su gente cuando se encontraba en tercera y la mantuvo unida?...no tengáis miedo a responder, nosotros podemos decirlo.
Pongo la mano en el fuego si aseguro que a todos los que os han preguntado alguna vez “¿por qué eres bétic@?” se os ha hecho un nudo en la garganta y se os han bloqueado las palabras para luego decir “porque nací así”, y es que eso es el Betis, aquello en lo que nacemos y en lo que moriremos.
Un equipo que nació de unas tardes de fútbol en el Huerto de la Mariana, aquel que en 1907 se convirtió en realidad por medio de los estatutos de Moreno Moya y que salía al campo vestido de blanco y azul bajo el nombre de Sevilla Balompié. Un equipo que estaría llamado a unirse al Betis F.C. de origen también humilde que emergió de la escisión provocada en el otro equipo de la ciudad que se negaba a contratar un jugador cuya profesión sólo era la de obrero de la pirotecnia. Y un equipo que finalmente surgiría de la fusión de ambos en 1914 bajo la dirección del memorable Papá Jones.
Nacía el Betis Balompié para gloria de todos los que hoy llevamos con orgullo ser testigos de su centenario. Nació de la humildad para vivir en ella. Pero una humildad con la que ganó corazones y llegó a las más altas esferas de la sociedad más lejos de los límites de nuestra ciudad, coronó el corazón del rey Alfonso XIII y éste compartió con él su corona…y desde entonces enarbola el título de Real.
Fueron muchos los avatares con los que tuvo que lidiar hasta llegar a nuestros días, pero las alegrías que de vez en cuando brindó a su fiel afición fueron más que suficiente para cumplir cien años. ¿Y qué íbamos a esperar de un club que tuvo cómo presidente a uno de los mecenas de la mismísima generación del 27? El torero Sánchez Mejías tomaba en 1930 las riendas de la presidencia de nuestro club y comenzaba con el largo matrimonio entre el toreo y el Betis que sigue presente en nuestros días.
En 1935 aquel equipo humilde se hacía con el título que mejor engalana nuestras vitrinas, se convertía en campeón de liga a manos de Urquiaga, Muguruza, Espinosa, Arede, Aedo, Cilaurren, Roberto, Gerardo, Timimi, Rancel, Unamuno, Paquirri, Caballero, Saro, Lecue, Adolfo II, Piñol, Valera y Jaso.
La realidad del Betis fue desde entonces la de un equipo inestable, hasta 1947 estuvo a caballo entre la primera y la segunda división, para caer desde aquella fecha en el pozo de la tercera por un largo período de siete años. Tiempos duros, sin duda, pero un tiempo que jamás deberemos olvidar, pues fue un nuevo nacimiento para nuestro club y el comienzo de la historia que más oxígeno nos ha dado: la del Manquepierda, que se ha convertido en la herencia del beticismo, la que hemos recibido y la que entregaremos.
En 1955, el Betis ya se encuentra en segunda y las riendas de su presidencia pasan a manos del más grande de los presidentes que se recuerdan en nuestro club, Don Benito Villamarín Prieto, gallego de nacimiento y bético de corazón. Con él el Betis retornaba a la máxima categoría del fútbol español y en 1961 tomaba posesión de los terrenos que ocupaba su estadio hasta entonces llamado Heliópolis y desde entonces bautizado con el nombre del presidente que gestionó la adquisición, Estadio Benito Villamarín. Diez años después de su llegada al Betis al que mantuvo siempre en primera Don Benito Villamarín moría tras una larga lucha con el cáncer y con su muerte, paradojas del destino, el equipo quedaba en último lugar y descendía de nuevo a la segunda división, desde entonces el Betis volverá a sufrir períodos de inestabilidad y estará de nuevo al galope entre la primera y la segunda división.
Es en estos momentos de vaivenes cuando llega a las vitrinas del Real Betis Balompié el segundo de los títulos que es causa de nuestro orgullo. Recién inaugurada la nueva monarquía constitucional nuestro club se alza con la flamante I Copa del Rey. Aquella final de infarto que tantos recuerdan. Jugaban por el Betis Esnaola, Bizcocho, Sabaté, Biosca, Cobo, López, Alabanda, Cardeñosa, Benítez, García Soriano, Megido, (Del Pozo y Eulate). Son tantos los que vivieron aquella final que ni siquiera hace falta describirla porque los que no la vivimos somos tan espectadores de ella como lo fueron nuestros padres, al menos ese es mi caso. Es mi madre la que me narra a cada momento la final ante el Athletic. Intenta describirme, aún con lágrimas en los ojos, como se tiraba de los pelos y se mordía las uñas mientras tirada en el suelo esperaba con ansias cantar el alirón…y lo cantó, después de mucho sufrimiento, de unos cuantos de penaltis y de una riña que acabó en la más dulces de las glorias. Por primera vez el Betis olía a fútbol europeo, jugará una Recopa en la que llegará hasta los cuartos de final mientras en la liga vuelve a descender a segunda. Pero éste es el Betis, el de los momentos agridulces. Sólo un año después regresará a la División de Honor en la que se mantendrá hasta un nuevo descenso en 1989, para retornar a primera por una sola temporada y volver a descender hasta el regreso a primera en 1994.
Dos años antes de aquel ascenso, que para mí tiene un recuerdo más que especial, pues el mismo día que se hacía definitivo ante el Burgos, 8 de Mayo de 1994, yo hacía la Primera Comunión, llegó a su presidencia aquél al que todos conocemos. Manuel Ruiz Ávalos…y lo que desde aquel momento sucedió es una historia que bien puede ser contada por cada uno de los que estáis leyendo el presente escrito.
Todos sabemos de la gran brecha económica por la que atravesaba el club en cuya desesperación se habló de vender el estadio, conocemos de sobra el esfuerzo de tantos béticos que desde sus escuetas posesiones hicieron la gran hazaña de adquirir acciones para evitar la que estaba llamada a ser la desaparición del Betis, pero aún faltaba mucho por reunir y fue él, como bien nos recuerda cada vez que ve tambalear su poder, el que puso el dinero necesario para “salvar al Betis” o esa parecía ser su intención…Los primeros años los dedicó a comprar corazones como había comprado acciones, los fichajes que hacía sonar entre bombos y platillos, y los grandes proyectos de los que hablaba para engrandecer al club fueron sus discursos durante años. Sí. Con él hemos estado varias temporadas en los puestos de arriba de la Primera División. Nos hemos paseado por competiciones europeas, hemos jugado una final del Copa del Rey y hemos ganado otra y además hemos llegado a convertirnos en el primer equipo andaluz en jugar la Champions. Pero, no ha sido por él. Todos los grandes logros deportivos los realizó gracias a la ayuda del que recientemente echó de su lado, de nuestro lado de la manera más ruin que pudo echarle, hizo que se fuera por la puerta de atrás y sin ser despedido por todos los que le queremos y reconocemos en él los éxitos del Betis más contemporáneo, sí, hablo de él, de Don Lorenzo Serra Ferrer, si no que alguien me diga que éxitos hemos cosechado sin su dirección.
Triste la historia del cazador cazado, pero es así como podemos titular los 15 años de su “presidencia”. Como todo caudillo, permítanme la expresión, llegó al Betis como su salvador, prometió el oro y el moro mientras ocultaba las realidades de sus actos, la gran mayoría desconocíamos su forma de actuar aunque sabíamos de sus múltiples empresas pero bajo la demagogia de su discurso sólo se convertía en el gran beneficiado del Betis. Nunca antes habían hecho del club una empresa…nunca hasta su llegada. Mirar el pasado y el presente del Real Betis Balompié es ver cómo aquél equipo que nació de tardes de juego en el Huerto de la Mariana se convertía en el panel de juego del “Monopolis” loperista. Mientras le gritaban su nombre él incrementaba sus cuentas bancarias. Cual monarca ilustrado hablaba de hacerlo todo por el beticismo del que era parte, pero sin contar con él.
Pero Ruiz…el que con mentiras actúa, con verdades cae…
Tus promesas incumplidas caen por su propio peso. Siempre las mismas, señal de tu incapacidad para cumplirlas…Ciudad deportiva y Estadio inacabados, una Cantera descuidada, un proyecto de televisión que jamás ha visto la luz y unos fichajes que cada vez dejan más que desear.
Pero si todo acabara ahí…podemos hablar de una gestión económica oscura, de una planificación deportiva que ni siquiera existe y de una de tus especialidades: dejar mal al Betis, aquél que llegó al corazón de la misma Monarquía, que tiene peñas repartidas por todo el mundo…tu afán de egocentrismo te ha empujado en tantas ocasiones a ser el centro de atención que muchos te han llegado a identificar con el Betis, y tú, Ruiz, tú no eres el Betis. La historia del Betis es más de 15 años, estamos celebrando un centenario del que no eres partícipe y del que encima te mofas, de un centenario que de nuevo por ese afán intentas protagonizar con tus salidas de tono y con todo el circo que estás montando y un centenario en que de nuevo el beticismo empieza a dar pruebas de su amor al Betis uniéndose para devolverle la categoría que has intentado arrebatarle, para que esté dirigido por alguien que lo quiera de verdad y no por la cartera, un beticismo unido para que el Betis sea de nuevo el que nos dejó aquellos siete años de destierro en Tercera, aquél que se hizo grande de la mano de Benito Villamarín y aquél que forjó su historia entre pasiones, el mismo que conocieron nuestros abuelos y el que conocerán nuestros hijos, porque puedo decirlo, contra lo que mueve a cada uno de los que nos encontramos en esta lucha, nuestro amor incondicional, contra eso, no puede poder humano alguno.
Miremos su pasado y analicemos su presente…quién me pregunta ahora por qué estoy en esta batalla…
…POR NUESTRO BETIS
ESCRITO REALIZADO POR TRIANERITA BETICA.
Y es que…el beticismo solo puede explicarse con una palabra, una definición pequeña pero de gran fuerza, la mayor de las fuerzas, el beticismo es una familia que si bien cuenta con miles de apellidos todos llevan la misma sangre, la verdiblanca.
Y qué gran orgullo el mío de pertenecer a esta familia…
Seguramente si contara mi historia muchos os sentirías identificados con ella, si os contara mis sentimientos seguro que muchos diríais casi al unísono “eso yo lo he sentido”, porque eso es lo que nos hace grandes, que nuestro corazón palpita con fuerza durante un partido, que somos capaces de reír y de llorar, de caer y levantarnos, se nos eriza la piel al escuchar su nombre y las lágrimas asoman a nuestros ojos ante el simple recuerdo de todo lo que nos ha ofrecido…¿quién puede decir que un club hizo disfrutar a su gente cuando se encontraba en tercera y la mantuvo unida?...no tengáis miedo a responder, nosotros podemos decirlo.
Pongo la mano en el fuego si aseguro que a todos los que os han preguntado alguna vez “¿por qué eres bétic@?” se os ha hecho un nudo en la garganta y se os han bloqueado las palabras para luego decir “porque nací así”, y es que eso es el Betis, aquello en lo que nacemos y en lo que moriremos.
Un equipo que nació de unas tardes de fútbol en el Huerto de la Mariana, aquel que en 1907 se convirtió en realidad por medio de los estatutos de Moreno Moya y que salía al campo vestido de blanco y azul bajo el nombre de Sevilla Balompié. Un equipo que estaría llamado a unirse al Betis F.C. de origen también humilde que emergió de la escisión provocada en el otro equipo de la ciudad que se negaba a contratar un jugador cuya profesión sólo era la de obrero de la pirotecnia. Y un equipo que finalmente surgiría de la fusión de ambos en 1914 bajo la dirección del memorable Papá Jones.
Nacía el Betis Balompié para gloria de todos los que hoy llevamos con orgullo ser testigos de su centenario. Nació de la humildad para vivir en ella. Pero una humildad con la que ganó corazones y llegó a las más altas esferas de la sociedad más lejos de los límites de nuestra ciudad, coronó el corazón del rey Alfonso XIII y éste compartió con él su corona…y desde entonces enarbola el título de Real.
Fueron muchos los avatares con los que tuvo que lidiar hasta llegar a nuestros días, pero las alegrías que de vez en cuando brindó a su fiel afición fueron más que suficiente para cumplir cien años. ¿Y qué íbamos a esperar de un club que tuvo cómo presidente a uno de los mecenas de la mismísima generación del 27? El torero Sánchez Mejías tomaba en 1930 las riendas de la presidencia de nuestro club y comenzaba con el largo matrimonio entre el toreo y el Betis que sigue presente en nuestros días.
En 1935 aquel equipo humilde se hacía con el título que mejor engalana nuestras vitrinas, se convertía en campeón de liga a manos de Urquiaga, Muguruza, Espinosa, Arede, Aedo, Cilaurren, Roberto, Gerardo, Timimi, Rancel, Unamuno, Paquirri, Caballero, Saro, Lecue, Adolfo II, Piñol, Valera y Jaso.
La realidad del Betis fue desde entonces la de un equipo inestable, hasta 1947 estuvo a caballo entre la primera y la segunda división, para caer desde aquella fecha en el pozo de la tercera por un largo período de siete años. Tiempos duros, sin duda, pero un tiempo que jamás deberemos olvidar, pues fue un nuevo nacimiento para nuestro club y el comienzo de la historia que más oxígeno nos ha dado: la del Manquepierda, que se ha convertido en la herencia del beticismo, la que hemos recibido y la que entregaremos.
En 1955, el Betis ya se encuentra en segunda y las riendas de su presidencia pasan a manos del más grande de los presidentes que se recuerdan en nuestro club, Don Benito Villamarín Prieto, gallego de nacimiento y bético de corazón. Con él el Betis retornaba a la máxima categoría del fútbol español y en 1961 tomaba posesión de los terrenos que ocupaba su estadio hasta entonces llamado Heliópolis y desde entonces bautizado con el nombre del presidente que gestionó la adquisición, Estadio Benito Villamarín. Diez años después de su llegada al Betis al que mantuvo siempre en primera Don Benito Villamarín moría tras una larga lucha con el cáncer y con su muerte, paradojas del destino, el equipo quedaba en último lugar y descendía de nuevo a la segunda división, desde entonces el Betis volverá a sufrir períodos de inestabilidad y estará de nuevo al galope entre la primera y la segunda división.
Es en estos momentos de vaivenes cuando llega a las vitrinas del Real Betis Balompié el segundo de los títulos que es causa de nuestro orgullo. Recién inaugurada la nueva monarquía constitucional nuestro club se alza con la flamante I Copa del Rey. Aquella final de infarto que tantos recuerdan. Jugaban por el Betis Esnaola, Bizcocho, Sabaté, Biosca, Cobo, López, Alabanda, Cardeñosa, Benítez, García Soriano, Megido, (Del Pozo y Eulate). Son tantos los que vivieron aquella final que ni siquiera hace falta describirla porque los que no la vivimos somos tan espectadores de ella como lo fueron nuestros padres, al menos ese es mi caso. Es mi madre la que me narra a cada momento la final ante el Athletic. Intenta describirme, aún con lágrimas en los ojos, como se tiraba de los pelos y se mordía las uñas mientras tirada en el suelo esperaba con ansias cantar el alirón…y lo cantó, después de mucho sufrimiento, de unos cuantos de penaltis y de una riña que acabó en la más dulces de las glorias. Por primera vez el Betis olía a fútbol europeo, jugará una Recopa en la que llegará hasta los cuartos de final mientras en la liga vuelve a descender a segunda. Pero éste es el Betis, el de los momentos agridulces. Sólo un año después regresará a la División de Honor en la que se mantendrá hasta un nuevo descenso en 1989, para retornar a primera por una sola temporada y volver a descender hasta el regreso a primera en 1994.
Dos años antes de aquel ascenso, que para mí tiene un recuerdo más que especial, pues el mismo día que se hacía definitivo ante el Burgos, 8 de Mayo de 1994, yo hacía la Primera Comunión, llegó a su presidencia aquél al que todos conocemos. Manuel Ruiz Ávalos…y lo que desde aquel momento sucedió es una historia que bien puede ser contada por cada uno de los que estáis leyendo el presente escrito.
Todos sabemos de la gran brecha económica por la que atravesaba el club en cuya desesperación se habló de vender el estadio, conocemos de sobra el esfuerzo de tantos béticos que desde sus escuetas posesiones hicieron la gran hazaña de adquirir acciones para evitar la que estaba llamada a ser la desaparición del Betis, pero aún faltaba mucho por reunir y fue él, como bien nos recuerda cada vez que ve tambalear su poder, el que puso el dinero necesario para “salvar al Betis” o esa parecía ser su intención…Los primeros años los dedicó a comprar corazones como había comprado acciones, los fichajes que hacía sonar entre bombos y platillos, y los grandes proyectos de los que hablaba para engrandecer al club fueron sus discursos durante años. Sí. Con él hemos estado varias temporadas en los puestos de arriba de la Primera División. Nos hemos paseado por competiciones europeas, hemos jugado una final del Copa del Rey y hemos ganado otra y además hemos llegado a convertirnos en el primer equipo andaluz en jugar la Champions. Pero, no ha sido por él. Todos los grandes logros deportivos los realizó gracias a la ayuda del que recientemente echó de su lado, de nuestro lado de la manera más ruin que pudo echarle, hizo que se fuera por la puerta de atrás y sin ser despedido por todos los que le queremos y reconocemos en él los éxitos del Betis más contemporáneo, sí, hablo de él, de Don Lorenzo Serra Ferrer, si no que alguien me diga que éxitos hemos cosechado sin su dirección.
Triste la historia del cazador cazado, pero es así como podemos titular los 15 años de su “presidencia”. Como todo caudillo, permítanme la expresión, llegó al Betis como su salvador, prometió el oro y el moro mientras ocultaba las realidades de sus actos, la gran mayoría desconocíamos su forma de actuar aunque sabíamos de sus múltiples empresas pero bajo la demagogia de su discurso sólo se convertía en el gran beneficiado del Betis. Nunca antes habían hecho del club una empresa…nunca hasta su llegada. Mirar el pasado y el presente del Real Betis Balompié es ver cómo aquél equipo que nació de tardes de juego en el Huerto de la Mariana se convertía en el panel de juego del “Monopolis” loperista. Mientras le gritaban su nombre él incrementaba sus cuentas bancarias. Cual monarca ilustrado hablaba de hacerlo todo por el beticismo del que era parte, pero sin contar con él.
Pero Ruiz…el que con mentiras actúa, con verdades cae…
Tus promesas incumplidas caen por su propio peso. Siempre las mismas, señal de tu incapacidad para cumplirlas…Ciudad deportiva y Estadio inacabados, una Cantera descuidada, un proyecto de televisión que jamás ha visto la luz y unos fichajes que cada vez dejan más que desear.
Pero si todo acabara ahí…podemos hablar de una gestión económica oscura, de una planificación deportiva que ni siquiera existe y de una de tus especialidades: dejar mal al Betis, aquél que llegó al corazón de la misma Monarquía, que tiene peñas repartidas por todo el mundo…tu afán de egocentrismo te ha empujado en tantas ocasiones a ser el centro de atención que muchos te han llegado a identificar con el Betis, y tú, Ruiz, tú no eres el Betis. La historia del Betis es más de 15 años, estamos celebrando un centenario del que no eres partícipe y del que encima te mofas, de un centenario que de nuevo por ese afán intentas protagonizar con tus salidas de tono y con todo el circo que estás montando y un centenario en que de nuevo el beticismo empieza a dar pruebas de su amor al Betis uniéndose para devolverle la categoría que has intentado arrebatarle, para que esté dirigido por alguien que lo quiera de verdad y no por la cartera, un beticismo unido para que el Betis sea de nuevo el que nos dejó aquellos siete años de destierro en Tercera, aquél que se hizo grande de la mano de Benito Villamarín y aquél que forjó su historia entre pasiones, el mismo que conocieron nuestros abuelos y el que conocerán nuestros hijos, porque puedo decirlo, contra lo que mueve a cada uno de los que nos encontramos en esta lucha, nuestro amor incondicional, contra eso, no puede poder humano alguno.
Miremos su pasado y analicemos su presente…quién me pregunta ahora por qué estoy en esta batalla…
…POR NUESTRO BETIS
ESCRITO REALIZADO POR TRIANERITA BETICA.