Nuria Ligero fue bautizada futbolísticamente con el apodo de Nana al coincidir en uno de sus primeros equipos tres Nurias en plantilla. Era la más pequeña (150 centímetros de altura), una talla que no escondía la valentía de una atleta apasionada que se manejaba a las mil maravillas con el cuero en los pies. Y es que esa niña que había crecido compartiendo juego con su hermano (David, hoy jefe de prensa del Betis femenino) y sus primos, no tardó en despuntar sobre el verde.
A pesar de sus raíces béticas, no tuvo reparos en fichar por el Sevilla con 15 años y permanecer al otro lado durante siete temporadas. "En fútbol femenino es algo habitual. El Sevilla era el único equipo de élite en la ciudad y si querías jugar en lo más alto no había otra opción", cuenta. "Yo estoy muy agradecida a los años que viví allí porque éramos una gran familia. Siempre habrá pique con ellas, pero un pique sano porque algunas además de haber sido mis compañeras son mis amigas", añade. La creación de un equipo femenino del Betis y la posibilidad de ejercer como preparadora física de un equipo de la cantera (juvenil) le dio la oportunidad de cumplir un sueño: vestir cada fin de semana la camiseta de las trece barras. "Soy bética de nacimiento y voy al campo todos los fines de semana que el equipo juega en casa. No soy socia, pero no me pierdo un partido", subraya.
En Heliópolis lleva cuatro temporadas en las que ha destacado como una de las piezas principales del esquema de María Pry. A pesar de jugar de delantera en sus inicios, ahora destaca como una defensa con gran poderío físico y capacidad de liderazgo. "Siempre me han destacado por mi polivalencia. ¡He jugado prácticamente en todas las posiciones del campo! Haber jugado de punta me ayuda a entender mejor a las rivales y dar valor a mis compañeras en la zaga", argumenta. "Se sufre más en la parcela defensiva porque cualquier fallo nuestro penaliza más", subraya.
La temporada pasada fue la jugadora de campo que más minutos disputó en la plantilla y este curso va por el mismo camino. "No me cuido de manera especial, pero a medida que vas cumpliendo año te vas concienciando más de la importancia del descanso, la correcta alimentación, la dosificación de esfuerzos, ... Que la Liga y los clubes estén cada vez más profesionalizados nos ayuda a estar cada vez mejor físicamente", asegura quien, no hace mucho, compaginaba el fútbol con los trabajos de entrenadora personal y preparadora física. "Soy licenciada en INEF y me estoy preparado las oposiciones. Es una carrera de fondo, pero sé de la importancia que tiene porque aún es imposible que podamos vivir del fútbol", sostiene con cierta resignación.
El Betis camina quinto en la clasificación de la Liga Iberdrola con 36 puntos en 21 jornadas, lleva una racha de diez partidos invictos y es catalogado por expertos en la materia como uno de los equipos que mejor fútbol practican. "No hay más secreto que el trabajo y tener en el vestuario un gran grupo humano", resuelve. "A día de hoy el objetivo es clasificarnos para disputar la Copa de la Reina (está ocho puntos por encima) pero sin renunciar a nada", asegura.
Y puestos a hacer realidad sueños, Nana y el resto de la plantilla bética, cumplirán el sábado 10 de marzo uno muy especial: jugar un partido en el Benito Villamarín. El coliseo verdiblanco abrirá sus puertas -por primera vez para ellas- para albergar el partido ante el Santa Teresa. "El año pasado, cuando otros equipos jugaron en sus estadios, ya se habló de la posibilidad pero al final no pasó. Ahora nos toca el turno a nosotras y es algo que nos hace realmente felices. Aún no me lo puedo imaginar", destaca Nuria. "Sabemos que la afición no nos va a fallar porque allá donde jugamos siempre vemos una bufanda del Betis. Además, como diría Joaquín, quien falte al Villamarín el sábado tiene multa", finiquita entre risas. Y que el ritmo no pare...
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