Los antecedentes del Campeonato se establecieron en 1915, con la victoria del Español FC de Cádiz. Posteriormente, tras un breve paréntesis con el triunfo del Recreativo de Huelva en 1918, el resto de campeonatos fueron conseguidos por el Sevilla FC, quien llegó a obtener hasta nueve trofeos consecutivos.
Hasta 1928, el Real Betis Balompié fue subcampeón en la mayoría de las ocasiones, llegando a rozar el título muchas veces; sin embargo, unas veces la mala fortuna, el "amaturismo marrón" (causa de que muchos jugadores béticos desertaran a filas del Eterno Rival, debido a la habitual y brutal superioridad económica del Club Blanco) o las decisiones federativas, abundaron como óbices, impidiendo que los béticos lucieran tales laureles.
La presidencia de Antonio de La Guardia, significa un impulso importantísmo en la Entidad Verdiblanca, pues bajo su égida se conservan la mayoría de los jugadores béticos de mayor importancia, tales como Jesús, Aranda, Saldaña o Tenorio, quienes ya gozaban de experiencia en la Copa de España. Por todo ello, no era de extrañar que, al igual que el anterior Ejercicio del Campeonato, fueran los béticos quienes tuvieran que disputar de nuevo otra Final Andaluza.
El Campeonato se convierte en un paseo militar para los verdiblancos, al acabar imbatidos en la Primera Fase. En uno de los encuentros disputados aquella Temporada, se endosó un 12-0 al Recreativo de Huelva.
La Segunda Parte de la Liguilla, en los respectivos duelos de máxima rivalidad, cada equipo vence por el mismo resultado: 1-3 para los béticos en el feudo sevillista de la Reina Victoria y 1-3 a favor de los blancos en el Patronato. Al igual que la Temporada anterior, mediante desempate ( 3-0 para los sevillistas en Córdoba ), se dilucidaría lo que sería a la postre, el único título de Andalucía conseguido por el Real Betis Balompié.
Jesús; Jiménez, Tenorio; Castañeda, Estévez, Adolfito; Manolín, Aranda, Carrasco, Enrique y Romero, fueron los protagonistas del triunfo bético. Los goles blanquiverdes fueron logrados por Enrique, Carrasco y Romero, todos ellos en pocos minutos de juego.
Con este título, finaliza el mito de la invencibilidad sevillista y el Betis consigue su más perseguido título hasta entonces. Pero aquel año de 1928, poco después, también fue testigo de otro triunfo en Verdiblanco: La victoria en la inaguración del Campo de Nervión.
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